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El yo y el cuarto estado del ciclo: la aparición de la materia en "forma de rayos", es decir, como fuego, frío, electricidad, "rayos" y "ondas". Este estado como base para la creación de la conciencia y "existencia espiritual" del individuo  588. Pero "el ciclo" de la materia todavía tiene estados que constituyen formas superiores, a saber, las que conocemos con los conceptos "fuego", "frío", "electricidad", "rayos" y "ondas". A la parte del ciclo que está constituida por estos estados la consideraremos aquí, en "Livets Bog", como "formada por rayos". De este cuarto estado de la materia sólo "el fuego", o lo que llamamos "luz", puede ser visto directamente por el ojo físico.
      Del mismo modo que la materia puede aparecer como "sólida", "líquida" y "gaseosa", también puede aparecer "en forma de rayos" y con estructura visible o invisible. Y del mismo modo que el organismo físico no puede existir sin ser una interacción entre los estados "sólidos", "líquidos" y "gaseosos" de la materia, esta interacción tampoco puede existir sin basarse en el estado "en forma de rayos". Tras todos los fenómenos creados hay "fuego" y "frío" que muestran grados de calor o de frío. Como "el fuego" y "el frío", tal como ya conocemos por referencias anteriores en "Livets Bog", son idénticos a las dos grandes energías de la conciencia: "el peso" y "el sentimiento" respectivamente, vemos aquí que el estado "en forma de rayos" de la materia crea la base para toda la vida de la conciencia o para todas las formas de la denominada "existencia espiritual", es más, son los factores principales del ciclo de la materia. Las cosas pueden convertirse en "sólidas" en virtud del "frío" (energía del sentimiento), del mismo modo que es por medio del "fuego" (energía del peso) que pueden convertirse en "gaseosas" o "adquirir forma de rayos". En el elemento de destino del ser vivo hay unos centros eternos o "núcleos de talentos" para que el yo pueda vincularse a estas dos energías básicas, del mismo modo que hay centros para su vinculación con las otras energías básicas: "inteligencia", "intuición", "recuerdo" e "instinto". Por medio de estos centros, que conjuntamente constituyen la "supraconciencia" del yo o "X2", el yo influye, no sólo sobre la combinación o el compuesto de materias de su subconciencia, sino también sobre el volumen y consistencia de las sustancias de esta subconciencia como algo "sólido", "líquido", "gaseoso" y "en forma de rayos". A través de su "centro del sentimiento" puede "congelar" la materia en "piedra", "cristal" o "hielo", es decir, darle el grado de solidez necesario en su manifestación o creación transitoria. A través de su "centro del peso" puede transformar "la piedra", "el cristal" o "el hielo" en "fuego", "luz", "rayos" u "ondas", es decir, en "el calor" y, con ello, en el volumen y consistencia que así mismo va bien con su necesidad transitoria de creación de la experiencia de la vida.
      Que precisamente es así se convierte, tal como anteriormente hemos tratado, en hecho por medio de "la temperatura normal" del ser vivo. Esto es sólo una consecuencia directa del "control de consistencia" o facultad de mantener las diversas materias, que tiene que usar para su manifestación o aparición transitoria, con los grados internos de densidad necesarios para la función de la conciencia. El que esta facultad sea una función automática permanente y trabaje independientemente en la conciencia u organismo del individuo no cambia que exista como un hecho.


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