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Si el resultado básico n.º 10 del misterio de la vida no existiera  584. Que el ser vivo es "inmortal" sólo puede confirmar el décimo resultado básico de la vida como un plus inalterable. Si el ser vivo fuera "mortal", tendría que ser una "cosa creada" porque sólo "las cosas creadas" pueden ser "mortales", es decir, "temporales" o "perecederas". "Algo" que no ha sido creado pero, sin embargo, existe, no puede jamás "haber llegado a tener existencia", del mismo modo que a lo largo de toda la eternidad "jamás puede dejar de existir". Esto está totalmente fuera de las leyes de la creación. Negar la existencia de un "algo" así es lo mismo que negar al único "algo" de la existencia que puede designarse como "creador". Es lo mismo que poner de relieve que "las cosas creadas" se han creado a sí mismas. Es hacer de la casa la creadora del constructor. Y, de este modo, ya estamos en la zona de lo anómalo.
      Para movernos por la base segura de la normalidad debemos reconocer la existencia de un "algo" así como señor y origen de lo creado. Es la realidad que ve con nuestros ojos, oye con nuestros oídos, habla con nuestra lengua y piensa por medio de nuestro cerebro, y cuya existencia confirmamos además en forma de la breve palabra "yo" cada vez que decimos algo sobre nosotros mismos. Decimos "yo corrí", "yo dormí", "yo estuve enfermo", "yo estaba contento", "yo estaba bien", "yo estaba sano", etc. Por lo tanto, no podemos negar su existencia sin poner un "nada" en su lugar. Entonces tenemos que decir: "nada corrió", "nada durmió", "nada estuvo enfermo", "nada estaba contento", etc., y esto no concuerda con los hechos reales, ya que es un hecho que existimos, y por lo tanto no podemos ser un "nada", sino que tenemos necesariamente que constituir un "algo". Hagamos lo que hagamos no podremos nunca, en ninguna circunstancia, existir como origen de este acto o manifestación sin ser idénticos con este "algo".
      Acentuar que este "algo" simplemente era nuestro organismo físico no soluciona el problema, ya que este organismo sólo está formado por realidades "creadas". Y como éstas sólo pueden existir en virtud de una "facultad creadora", y ésta, a su vez, nunca, en ninguna circunstancia, puede constatarse que sea algo autónomo, sino que tiene siempre que existir como una propiedad de un "algo" existente, tenemos que ubicar a este "algo" en el interior del ser vivo como identificándose con su centro, con su verdadero "ente" o "yo" o con la realidad que sobrevive, forma y crea los fenómenos, los organismos y todas las otras manifestaciones futuras y temporales de este ser. Negarle la inmortalidad al ser vivo es lo mismo que negarles a las cosas creadas o producidas un "creador vivo" o un origen. Pero una concepción así es lo mismo que negar la existencia de la vida misma. Una existencia sin "inmortalidad" o el décimo resultado básico de la vida no puede identificarse en absoluto con la vida, sino que tiene que ser lo mismo que una "nada" eterna.


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