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Lo que llamamos "hombre", "animal", "planta" o "mineral" son ropajes ilusorios de "algo que es". Lo que vemos de nuestros semejantes no es "el algo absolutamente imperecedero" de ellos  547. Que lo que acabamos de exponer es cierto será fácil de explicar. Ante todo, todas las cosas que, en resumidas cuentas, podemos aprender, tal como técnica, arte y ciencia son, claro está, "experiencias realizadas con los sentidos" o "cosas creadas" y, por consiguiente, ilusiones. Lo mismo sucede con lo que vemos o percibimos del origen de estas cosas. Lo que llamamos "hombre", "animal", "planta" o "mineral" son así mismo "cosas creadas" o disfraces ilusorios de un "algo que es". Lo absoluto del "hombre", del "animal", de "la planta" o del "mineral" no se puede ver, oír ni palpar, ni es de otra manera accesible a los sentidos. De esta manera, lo que vemos de nuestros semejantes, de nuestros padres e hijos, de nuestra pareja, de nuestros amigos o enemigos, resumiendo, todo lo que, por lo demás, percibimos sobre los seres vivos no es "el algo" absolutamente imperecedero de éstos. Sólo son fenómenos ilusorios que, igual que las formaciones de nubes, sólo son transitorios, dado que están constantemente sometidos a la transformación, cambian constantemente.


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