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El hombre terreno y "la química cósmica"  507. La humanidad terrena ha evolucionado tanto que la mayor parte de sus individuos hace tiempo que se han convertido más o menos conscientemente en "químicos cósmicos". Su enorme ansia de verdad es, en realidad, lo mismo que ansia de armonía y paz que, a su vez, es lo mismo que el camino hacia Dios. Y prescripción tras prescripción ha surgido de profetas, pensadores y dirigentes. Y estos seres, ¿son acaso otra cosa que "químicos cósmicos", y su enseñanza ¿es acaso otra cosa que "química cósmica"? Dichos seres manifiestan todas las indicaciones de modos de ser que deberían ser "alta moral" y, con ello, el camino hacia Dios, la felicidad y la perfección.
      Como "moral" y modo de ser es "química cósmica" más o menos consciente, esta "química" no es, así pues, nada nuevo ni carece de difusión. Todo pensamiento consciente y el modo de ser que se desprende de él es una combinación de climas de pensamientos que, a su vez, son lo mismo que una combinación de "sustancias" o "materias". Cada ser es en realidad, tal como ya hemos dicho, un "químico cósmico" que, consciente o no consciente, trabaja para crear una combinación perfecta de las condiciones que, precisamente, forman la base para que los deseos o ideales especialmente particulares de este ser se cumplan.
      Pero que el hombre terreno todavía no es un "químico cósmico" demasiado hábil se manifiesta por medio de todas las mutilaciones y sufrimientos que se causa a sí mismo. Su mundo es, en gran medida, campos de batalla, procesos jurídicos, enemistad y calumnia común, etc. Todos estos fenómenos muestran que el hombre terreno va a tientas y a la busca cuando se trata de la creación de su propia felicidad. Por medio de su modo de pensar y actuar ha mezclado a ciegas energías equivocadas, ha creado combinaciones de pensamientos erróneas y, por lo tanto, tiene que experimentar las reacciones que surgen de ello. Que estas reacciones no son paz y felicidad duradera, sino que tal como hemos dicho se manifiestan en forma de sufrimientos, muestra solamente que hay leyes para "la mezcla" de las energías, tanto mentales como físicas, porque si no estas reacciones no habrían podido surgir. Si las energías o "sustancias" se hubiesen mezclado de otra manera, habrían surgido otras reacciones. Del mismo modo que las energías pueden entrelazarse en combinaciones o relaciones que crean relaciones de sufrimiento, también pueden combinarse de un modo tal que puedan crear reacciones contrarias: humanitarismo y bienestar.
      Y también es este el rumbo que sigue toda evolución. Los sufrimientos dan experiencias, éstas conducen a nuevas "mezclas" o combinaciones de la materia. Dichas combinaciones también dan experiencias a favor o en contra de la repetición de "la mezcla" de la que son el resultado, y así continuando. Y de esta manera el hombre terreno llegará finalmente a estar cada vez más dispuesto a aprender "la mezcla" o "combinación" correcta o absoluta de los pensamientos y la consiguiente actitud correcta hacia los seres humanos, la vida y él mismo y, por medio de ello, experimentar por último la verdadera paz y armonía auténtica o el hecho de ser "uno con el Padre".


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