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"Las sustancias sólidas" pueden verse como "gaseosas". Un diamante es un "espacio celeste" con "galaxias", "sistemas solares", "planetas" y "lunas"  493. Nos hemos adentrado tanto en "la química cósmica" o análisis de las sustancias, que hemos visto que en realidad son "climas de pensamientos", indiferentemente de la forma en que se muestren, indiferentemente de que aparezcan como sólidas, líquidas, gaseosas o espirituales, indiferentemente de que se muestren como fuerza, movimiento, luz o color. Todo lo que existe en el universo o cosmos fuera del elemento supremo que llamamos "el yo" hay que calificarlo de "sustancia". Sustancia es lo mismo que sentidos y reacción sensorial. El hecho de que algo sea "oscuro" o "luminoso", "sólido" o "líquido", "gaseoso" o "espiritual" es sólo una reacción sensorial del mismo modo que cuando algo es "hermoso" o "menos hermoso", "perfecto" o "imperfecto". Que precisamente es así se muestra inexorablemente por medio de que lo que es "luminoso" para un conjunto de sentidos puede ser oscuro para otro, del mismo modo que lo que es "sólido" o "líquido" puede ser "gaseoso" o "espiritual" para otro conjunto de sentidos. Así sucederá, por ejemplo, con un diamante. Para el hombre terreno es, sin duda, algo de lo más condensado o sólido existente que sus actuales sentidos encuentran. Pero para otros conjuntos de sentidos, por ejemplo, "cósmicos", un diamante así sólo constituirá un pedazo, un "espacio celeste" con "galaxias" y "sistemas solares", "planetas" y "lunas", igual que el cielo que contemplamos, cuando miramos hacia arriba, hacia las estrellas. La inmensa distancia que hay entre "las estrellas" o partículas sólidas de este "espacio celeste" microcósmico es proporcionalmente la misma que en el gran mundo macrocósmico de las estrellas conocido por el hombre terreno.
      Pero en "el espacio celeste" microcósmico los puntos "fijos" también se convierten en reacciones simplemente sensoriales. La amplia capacidad de adaptación del conjunto de sentidos "cósmicos" a diversos puntos de vista, así mismo "cósmicos", hace posible que su origen se acerque tanto a estos puntos "fijos" (sistemas solares, planetas y mundos microcósmicos), que cada uno de ellos también se muestra formando un trozo de "espacio celeste" constituido igualmente por "galaxias", "metrópolis de estrellas", "sistemas solares", "planetas" y "lunas", cada una de las cuales se convierte a su vez, por medio de una adaptación del equipo de sentidos "cósmicos", en "espacio celeste" con "metrópolis de estrellas", "sistemas solares", "galaxias", etc. y así continuando. En verdad que no hay ningún límite. El espacio infinito es igual de inmenso dentro del diamante y fuera de éste. Y la visión que el hombre terreno tenía del diamante como materia "sólida" tuvo que retroceder, como la ilusión que era, para "la visión cósmica" superior (la manera propia de experimentar del Padre o Divinidad). Incluso en el interior del diamante caminábamos literalmente, en virtud de "la visión cósmica", de "espiral" en "espiral", de "espacio celeste" en "espacio celeste" igual de infinito, igual de inmensamente lleno de soles y mundos como el espacio fuera de la zona del diamante del que veníamos. El diamante se convirtió en "sustancia gaseosa" para nuestra vista divina, y nuestro propio espacio celeste, con nuestra Tierra y nuestro Sol, se convirtió desde este puesto en una lejana esfera "celestial" macrocósmica que estaba igual de alejada de este puesto de observación nuestro en el microcosmos como las esferas que se encuentran en las galaxias y metrópolis de estrellas de nuestro espacio celeste ordinario.


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