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| La vida es una correspondencia personal entre el ser vivo y la Divinidad |
488. Como todas las sustancias, todas las clases de movimiento en nosotros y a nuestro alrededor constituyen una función mental en su más alto grado, esta función tiene que ser lo único deseable como modelo para la propia función mental, para la propia creación de pensamientos.
Y como en la vida también sucede que la existencia de los seres vivos consiste, en realidad, en imitar la naturaleza, que es lo mismo que imitar la mentalidad de la Providencia o Divinidad.
En cualquiera de las cosas creadas por los seres vivos solamente encontramos repetidamente las ideas y los principios de la naturaleza.
Lo que hace que la locomotora resuene por las vías férreas de los continentes, ¿es acaso otra cosa que el principio conocido como del ciclo?
Y en el cuerpo en ebullición, ¿no vemos acaso una construcción que se basa en el mismo fundamento en que todo organismo vivo tiene que apoyarse, a saber, el principio de combustión?
Cada motor, ¿no tiene acaso que "ser alimentado"?
¿No tiene, que alimentarse exactamente igual que un organismo vivo?
¿No son acaso las alas del pájaro lo que se ha convertido en modelo para la aviación?
¿Cómo habría podido si no el hombre llegar a moverse a vuelo de pájaro sobre los tejados o las torres de las ciudades, sobre las rojizas cimas de los picos llenos de nieve de las montañas y hacer que la sombra de su vuelo celeste se dibuje con agudeza en las claras llanuras de niebla de las nubes si no hubiera podido buscar las ideas técnicas en el taller de la propia naturaleza?
Pero no es sólo con técnica que la naturaleza enriquece a los seres vivos. Vemos cada vez más que cada forma de conocimiento sólo puede existir como el resultado de la experiencia o del estudio que el ser vivo hace de la naturaleza. La astronomía, la geología, la anatomía, la química, la biología, la filosofía, resumiendo, todo lo que llamamos ciencia, ¿es acaso otra cosa que conocimiento de la naturaleza? Y como todo lo que existe sólo puede pertenecer a esta naturaleza, sólo puede ser detalles de ella o partes de ella, la naturaleza se presenta aquí como manifestación de mentalidad en su punto culminante o de una conciencia que no puede ser aventajada ni por la mentalidad de profesores, de doctores, ni por la de otros supremos pensadores de la humanidad. La Providencia es, en virtud de la naturaleza, el profesor de los profesores, el doctor de los doctores y el pensador de los pensadores. La conciencia o mentalidad humana terrena sólo es un débil destello o reflejo de este despliegue divino de sabiduría y conocimiento. El universo es la manifestación de amor, la enseñanza y el entretenimiento de un ser vivo que se dirige o encamina personalmente hacia cada ser vivo concreto existente. Se mire a donde se mire, se hable con quien se hable, indiferentemente de que se esté frente a amigo o enemigo, animal o ser humano, sustancia o materia, guerra o paz, se trata, a pesar de la aparente inverosimilitud, de la mentalidad personal de la Divinidad absolutamente viva dirigida y enfocada hacia uno mismo. Por lo tanto puede decirse que la vida, según su análisis básico, es como una "correspondencia" entre el ser vivo y la Divinidad. |
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