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Toda la vida de la conciencia es "conciencia cósmica" en diversos estadios, que juntos crean la espiral. Por medio del "cuerpo eterno" el propio ser crea su reencarnación  466. Pero como el hombre terreno desarrolla cada vez más su cuerpo del sentimiento, este cuerpo llegará gradualmente a soportar su conciencia diurna. Entonces el ser podrá experimentar directamente como hechos los problemas en los que hoy tiene que limitarse simplemente a creer. En realidad, dicho ser es, por consiguiente, una cosa intermedia entre las dos formas de conciencia diurna. En cierto grado es un "ser del peso" y en cierto grado un "ser del espíritu", lo cual quiere decir que por una parte es un ser automáticamente materialista o que actúa por costumbre, y por otra un ser que comienza a reflexionar, que es consciente con conciencia diurna y que estimula la voluntad.
      De este modo hemos trazado aquí los primeros y más débiles contornos de las realidades que soportan la vida anímica o los climas de pensamientos del ser vivo. Hemos visto que toda la vida de la conciencia que existe es "conciencia cósmica" en diversos estadios que, a su vez, crea conjuntamente el ciclo de la espiral. Además hemos visto que esta "conciencia cósmica" tiene su sede en "la supraconciencia" o "X2". A partir de esta "X", esta misma conciencia se propaga hacia un cuerpo para hacer ejercicios malabares con cada una de las seis energías que se manifiestan. El ser vivo recibe, de este modo, seis cuerpos de manifestación, cada uno de los cuales forma un órgano en un séptimo cuerpo. Este séptimo cuerpo es, por su parte, lo mismo que "el cuerpo eterno" que hemos citado anteriormente. Este cuerpo se convierte, así pues, en el cuerpo principal del individuo. Forma el fundamento de toda su manifestación. Por medio de él crea su reencarnación que, en realidad, sólo significa cambio de órganos. La parte de la reencarnación que el hombre terreno conoce sólo es, de este modo, una renovación del órgano de la supraconciencia para la manifestación física, es decir una renovación del cuerpo físico o carnal del ser.


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