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Capítulo 11
Climas de pensamientos
"El soplo" con el que Dios "le insufló a Adán el espíritu de la vida". Los seres vivos tienen que vivir en "climas de pensamientos"  442. Por medio del anterior capítulo y del símbolo n.º 9 nos hemos formado una primera idea de las fuentes eternas de fuerzas que están a disposición del yo. Es más, tenemos un esbozo fundamental del conjunto de la masa de energía del propio universo o cosmos. Hemos visto que esta masa se presenta en seis grandes modalidades básicas, que difieren entre sí, que debido a la presencia de una séptima energía están, sin embargo, entrelazadas las unas con las otras en un trabajo común imperturbable cuyos resultados, igual de eternos, son un ciclo al que aquí, en "Livets Bog", conocemos con el concepto de "espiral". Este ciclo ha recibido esta denominación porque los individuos o seres vivos lo experimentan de nuevo con continuas repeticiones cada vez más superiores y mutuamente entrelazadas. Esta experiencia es la manifestación, la existencia o la experimentación de la vida por parte del ser. Esta experimentación se forma, por consiguiente, como un camino en dirección eternamente ascendente "en forma de espiral". Con respecto a la especial interacción entre las energías básicas, este camino se convierte para el ser vivo en una experiencia cambiante entre el primitivismo y el intelectualismo, lo cual, a su vez, para este ser significa, en realidad, lo mismo que un eterno cambiar entre descanso y trabajo respectivamente que, por lo demás, es el motivo de todos los efectos de los contrastes de que depende toda experimentación, percepción o conocimiento de la existencia. Conocemos a estas energías con nombres que le he dado a cada una según el papel o efecto que tiene en la conciencia de los seres vivos, nombres que, por lo tanto, le sonarán al investigador como viejos sonidos conocidos. Todo aquel que ha llegado al punto de comenzar a estudiar la existencia por medio de "Livets Bog", ya conoce de antemano algo sobre "el instinto", "el peso", "el sentimiento", "la inteligencia", "la intuición" y "el recuerdo". Todo lo que puede tener lugar en la conciencia en forma de pensamientos, vida psíquica o emociones es, necesariamente, un juego de energías en el que cada una de las energías nombradas está representada en mayor o menor grado. Sin estas energías no habría, por lo tanto, ninguna forma de vida en absoluto. Todo lo que existe sólo es, en realidad, una combinación de estas energías de pensamientos o una interacción entre ellas. Este juego de fuerzas es lo que constituye "el soplo" con el que Dios "le insufló a Adán el espíritu de la vida". Estas energías forman, por consiguiente, para el yo del ser vivo una especie de atmósfera por medio de la cual "respira", es decir, se manifiesta o se da vida a sí mismo. Esta atmósfera contiene, en sentido figurado, tanto sol como tiempo nublado, lluvia y sequía, nieve a medio derretir y aguanieve, tempestad y calma, volcanes y terremotos, dicho de otra manera, crea diversos tipos de "clima" en la conciencia o mundo de pensamientos del yo. A estos "climas" podemos, por consiguiente, darles el nombre de "climas de pensamientos". En la vida cotidiana son mejor conocidos con los conceptos: alegría, dolor, angustia, anhelo, fanatismo, ambición, soberbia, cólera, odio, avaricia, enamoramiento, envidia y muchos más.


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