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Por medio del estado animal el yo crea un centro intelectual en la esfera física. Después transmite tanto el centro sexual como el intelectual al "cuerpo del sentimiento", se convierte en un "hombre verdadero"  433. Con "el enfriamiento" el individuo puede, así pues, usar cada vez más las energías intelectuales de la espiral. Esto sólo le es posible por medio de la creación del organismo animal. Sin él el yo no podría de ninguna manera llevar intelectualismo a la esfera física. Durante la existencia de fuego o llamas sólo tiene una incipiente función automática en esta esfera. Pero con el organismo animal adquiere, de este modo, conciencia diurna en la zona física. El organismo animal va conteniendo poco a poco un centro bastante grande de facultades o fuerzas intelectuales del individuo. Así está en condiciones no sólo de desarrollarse "sexualmente", sino también intelectualmente.
      Mientras en el estadio solar o de fuego y en los sucesivos estadios minerales o "de enfriamiento" sólo tiene un centro "sexual", por medio del cual toda su manifestación física tiene lugar en forma de función automática, y de cuya función, por lo tanto, no puede tener conciencia, en su estadio animal tiene además un centro intelectual por medio del cual, además de su función automática, también tiene conciencia de la existencia física en sí, de su propia vida y manifestación.
      Desde su existencia animal desarrolla su centro intelectual cada vez de manera más amplia, lo hace cada vez más independiente del estado animal, transfiere lentamente tanto el centro sexual como el intelectual al "cuerpo del sentimiento", es decir, la parte del conjunto del organismo por medio de la cual el individuo puede dominar "la energía del sentimiento". Y, con la transferencia de la conciencia diurna a este cuerpo, surge el estado del ser que aquí, en "Livets Bog" llamo "el hombre verdadero". Desde esta forma de existencia, la evolución, tal como ya sabemos, se aleja de los estados animales y se dirige hacia las formas más elevadas, más hermosas y más libres de existencia intelectual de la espiral en la zona del propio Dios, para desde allí seguir avanzando por nuevas espirales o ciclos divinos, reposando en el abrazo eterno de la Divinidad.


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