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La energía del éxtasis fecunda los núcleos de talentos de "los seres bienaventurados". La vinculación de "los seres bienaventurados" a las primeras energías de la nueva espiral. Surge el fuego  413. "El ser bienaventurado", al revivir sus existencias anteriores en la espiral, experimenta "bienaventuranza", es decir, "éxtasis" o un sentimiento muy intenso de felicidad. Este intenso sentimiento de felicidad tiene, además, como misión o tarea fecundar "las semillas de destino" o "núcleos de talentos" del ser creados en zonas pasadas.
      Por medio de la gran cantidad de energía de felicidad, "los núcleos de talentos", que están almacenados en "el elemento de destino" de la supraconciencia del ser, se ponen en funcionamiento. Las fuerzas mentales encerradas en "los núcleos de talentos" son liberadas, y una creación totalmente análoga a la que tiene lugar en la semilla de una planta cuando dicha semilla comienza a brotar, o en el feto cuando éste se forma en el útero después de una fecundación, acaba de empezar aquí. Y del mismo modo que el desarrollo de la semilla y del feto tiene lugar a base de una función automática o "conocimiento-C", las incipientes funciones de conciencia del "ser bienaventurado" en "el mundo exterior" también tienen lugar automáticamente o en virtud de "conocimiento-C".
      "Las energías de bienaventuranza" o de "éxtasis" se transfieren después a través de la subconciencia de los seres en cuestión y hacen crecer o desarrollar "los núcleos de talentos" de las zonas primitivas de la espiral ya experimentada. Alrededor de estos seres, que sólo tienen conciencia despierta diurna en su "mundo interior", las energías comienzan a ponerse en funcionamiento en "el mundo exterior" de una manera cada vez más amplia. Esta función "exterior" de energías se desencadena automáticamente en una incipiente creación de cuerpos u organismos, por medio de los cuales los yo gradualmente van siendo capaces de percibir el mundo físico exterior.
      Lo que llamamos "reino mineral" es, así pues, un inmenso océano de la creación automática de cuerpos iniciada por los yo para estimular la facultad de experimentar la existencia física. El conjunto de estas fuerzas espirituales automáticas que surgen de "los núcleos de talentos" físicos de estos seres constituyen lo que aquí, en "Livets Bog", con el nombre de "energía del instinto", hemos calificado de la primera de las grandes energías básicas de la vida. En su primer estadio, esta función energética todavía es invisible para la vista física, pero se vincula rápidamente con su irradiación con la siguiente gran energía básica de la vida, "la energía del peso". Esta última, debido a su propia naturaleza, también es invisible para la percepción física, pero por medio de su vinculación con "la energía del instinto" surge la primera forma de materia física. Sin embargo, tal como más tarde volveremos a tratar, esta materia todavía sólo existe como formaciones de rayos u ondas y, por consiguiente, no sería visible para el ojo físico si la tercera gran energía de la vida o de la espiral: "la energía del sentimiento" no opusiese precisamente resistencia a "la combinación de energía de la bienaventuranza", "del instinto" y "del peso". La reacción de esta resistencia se manifiesta en su primer estadio como una "explosión permanente", es decir, como una cadena de explosiones microscópicas. Esta cadena es, a su vez, en forma de lo que llamamos "fuego", idéntica a la primera forma de materia física visible.


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