Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(289-638) 
 
Búsqueda avanzada
Véase el símbolo nº 9 en nueva ventana    

 

"El ser bienaventurado" ve cómo los métodos de lucha animales se desarrollan hasta alcanzar su punto genial a favor del principio que dice: "cada cual es el más cercano a sí mismo". Esto crea, a su vez, la base para la existencia del "infierno": "el principio mortífero". "El infierno" crea, por su parte, su propio fin en la conciencia del ser, con lo cual "el verdadero hombre" se convierte en un hecho, y la vida toma una forma que se encuentra fuera de la esfera de interés del "ser bienaventurado", debido a que éste ha hecho la experiencia de saciarse de esta vida en "el mundo divino"  404. Pero aunque esta "anormalidad" se base en fuerzas celestiales o energías básicas superiores de la espiral, tal como sentimiento e inteligencia, sus resultados no revelan directamente la próxima aparición de un reino celestial. Al contrario, el ser no termina tan rápidamente con los hábitos animales de su conciencia, heredados a lo largo de milenios y de múltiples vidas pasadas. Como esta forma de conciencia se basa en el poder en vez de en la justicia, "el ser bienaventurado" presencia ahora, en su mundo de recuerdos, el triunfo más grande de esta forma de conciencia. Por medio de sus avanzadas facultades físicas y su amplio conocimiento, basado en ellas, el avanzado hombre-feto lleva sus tendencias todavía animales a una culminación abrasadora. Como el ser todavía no ha desarrollado ningún grado especial de intelectualismo superior, es decir, de verdadero conocimiento sobre la moral de amor del universo, su moral sólo puede ser la que se expresa con la frase "cada cual es el más cercano a sí mismo". Y está claro que, con una concepción así, toda su creación y despliegue de genialidad sólo favorecerá un reforzamiento o desarrollo de los métodos de lucha animales que, a su vez, beneficiarán la satisfacción de sus deseos egoístas. Como estos deseos tienden hacia la riqueza, el honor y la fama para que su origen pueda ser agasajado y adorado por otros seres que lo admiran, aquí surge la base de la envidia, el odio y la persecución de seres semejantes y, por consiguiente, que compiten con él.
      "El ser bienaventurado" ve además cómo este estado finalmente se convirtió en general y, de este modo, creó la base del periodo de horror, muerte y destrucción que llamamos "infierno" que, a su vez, da como resultado la destrucción del "principio mortífero" en la conciencia del ser y, con ello, transforma en un hecho su identidad y su nacimiento como "hombre verdadero".
      Aquí se detiene la concentración especial del "ser bienaventurado" en su "mundo interior", porque aquí comienza, claro está, la perfección o la hermosa y placentera existencia de la que se ha hartado hasta la saciedad a lo largo de la existencia en "el mundo divino" que recientemente ha abandonado. Debemos recordar al respecto que la reexperimentación que "el ser bienaventurado" hace de las zonas bajas de la espiral se basa, en gran parte, en el contraste de estas zonas con la extrema luminosidad del mundo celestial que el ser acaba de abandonar debido a que estaba saciado al cien por cien de este mundo.


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.