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La experimentación del "reino de la bienaventuranza" ofrece una condición especialmente favorable para ver la perfección del universo  398. Aquí, en su propio mundo privado o su copia de oro viva del universo, el individuo tiene unas premisas totalmente distintas para poder juzgar sus antiguas situaciones que las que tenía aquella vez en que experimentó las situaciones en "el mundo exterior". Desde entonces ha "terminado la carrera de una manera perfecta" y ha visto la idea y la intención divina con respecto a los destinos de los seres, tanto los desgraciados como los felices. En su "carrera perfecta" a lo largo de toda la espiral ha tenido la posibilidad de ver por sí mismo las verdaderas consecuencias de las cosas molestas de la vida, y ha observado que estas mismas consecuencias al final, en realidad, se convierten en la experimentación de los mundos celestiales. Tan pronto como, en su elevado estado, retrocede por los enormes siglos de tiempo y se ve a sí mismo en todas sus extrañas situaciones como instrumento al servicio del "principio mortífero", revive su naturaleza egoísta y portadora de sufrimientos como animal y como hombre terreno, como fiera y guerrero, como ladrón y asesino, cuando vivía en las zonas bajas de la espiral, ya no se horroriza, ya no experimenta ningún arrepentimiento, ningún remordimiento o deseo de perdón, porque esto es consecuencia de la oscuridad que hace mucho tiempo ha pasado. Fue precisamente este paso lo que le dio acceso a los mundos celestiales.


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