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El ser de bienaventuranza vive en profunda soledad o descanso por lo que se refiere a la experimentación de los otros seres del mundo "exterior", dado que sólo percibe en su mundo "interior"  396. El ser vivo no tiene, por consiguiente, ninguna conciencia despierta dirigida hacia el mundo "exterior" durante su estancia en "el reino de la bienaventuranza". Como, debido a ello, su entorno consciente son únicamente sus propios recuerdos de tiempos en la espiral experimentados con anterioridad, aquí no tiene ningún ser semejante en absoluto. Está solo en su inmenso reino. Aquí experimenta el contraste al mundo "exterior", en el que no puede existir sin estar rodeado de otros seres y en el que, precisamente, su existencia depende en sumo grado de estos seres. "El reino de la bienaventuranza" se convierte así, en cierta manera, en una "zona de descanso" por lo que se refiere a trato y comunicación con otros seres. "El ser de bienaventuranza" vive, por consiguiente, en profunda soledad concentrado únicamente en su propio pasado.


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