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El yo como "el punto fijo"  381. Para comprender como se percibe una existencia basada en una forma de experimentación así, uno tiene que eliminar la materia física sólida de su pensamiento, materia que aquí, en el reino animal, uno tiene como fundamento soportador de su existencia y conducta. Cuando uno elimina esta materia, en primer término se imaginará, naturalmente, que "se cae". Todo cae en este mundo físico hasta que precisamente encuentra otro fundamento fijo. Todos los movimientos son totalmente idénticos a una caída así. Pero, como ya hemos dicho, esto está condicionado por la permanente voluntad de vivir del yo del globo terrestre. Esta voluntad existe como una función automática, lo cual es totalmente necesario para el principio de reencarnación cuando éste se encuentra en su culminación, es decir, cuando los seres se encierran en cuerpos permanentes de materias físicas sólidas. Pero en "el mundo divino", donde los cuerpos permanentes no existen debido, a que el principio de reencarnación aquí está latente y no se encuentra en materias sólidas o permanentemente sujetas, tampoco existen globos celestes sólidos, ni siquiera una sola cosa sólida de ningún tipo. Aquí estamos totalmente al margen del comienzo de la creación. Estamos en el núcleo más profundo del propio creador. Estamos detrás de todos los organismos o cuerpos. Éstos tampoco existen aquí. Aquí, en su mundo absolutamente propio, el yo sólo está provisto de su "supraconciencia". Pero ésta es, claro está, una función automática al cien por cien dirigida y conducida en virtud de "los elementos de destino" que residen en esta "supraconciencia" con su contenido de miríadas de "núcleos de talentos". "La supraconciencia" sin "la subconciencia" y, por consiguiente, sin "la conciencia diurna" y sin "la conciencia nocturna" no le da al individuo la facultad para ninguna forma en absoluto de experimentación de la vida. Por esto el yo estará continuamente ligado a su "subconciencia". De este modo, no habrá ningún momento en el que esté sin "conciencia diurna" o "conciencia nocturna", lo cual a su vez quiere, por consiguiente, decir que no existe en ningún momento sin experimentar la vida. Esta experimentación, por su parte, consiste exclusivamente en crear, que es lo mismo que combinar materia. Combinar materia es lo mismo que desplegar movimiento. Movimiento es lo mismo que cambiar materia de sitio. El cambiar materia de sitio sólo tiene lugar a base de energía o fuerza. La fuerza es, según su supremo análisis cósmico, una propiedad de la conciencia. Como las propiedades de la conciencia sólo pueden, a su vez, estar ligadas a un yo, éste se convierte de este modo en "el punto fijo" de toda la materia, de todo movimiento, de toda creación o experimentación.
      El hecho de que los seres no experimenten esto en el mundo físico se debe a que las experiencias aquí sólo tienen lugar de una manera indirecta. Esta percepción indirecta reside en órganos de materia física. Como estos seres todavía no pueden percibir cósmicamente, sienten la percepción indirecta como directa, ya que se creen idénticos al conjunto de materia que constituye su cuerpo físico. Y por lo que respecta al cuerpo físico, tiene que haber una base de materia más sólida para sostenerlo. Las materias físicas tienen, por consiguiente, que apoyarse en otras materias físicas. Y como dichos seres sólo pueden percibir en el mundo físico, no conocen nada de su propia sublimidad divina, que consiste en que es su "supraconciencia" o yo lo que sostiene la materia, y no la materia la que sostiene al yo.


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