Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(289-638) 
 
Búsqueda avanzada
Véase el símbolo nº 9 en nueva ventana    

 

"El punto fijo" o fundamento para la manifestación de los seres en los mundos superiores es su yo y su supraconciencia. Este "punto fijo" es algo misterioso en la zona o la residencia del hombre terreno, en la cual la materia lo domina todo y oculta al ser para sí mismo. Éste reconoce lo creado sin reconocer a un "creador"  380. Con respecto a los organismos o cuerpos de los seres del "reino de la sabiduría" y del "mundo divino" de "la espiral-C", éstos son así mismo de una naturaleza que puede directamente ser disuelta por la facultad de pensar de su origen o por una concentración de sus pensamientos. Pero, ¿qué sucede con los microseres de los organismos de estos seres? Estos organismos son, claro está, idénticos a los planetas o mundos en los que tienen su residencia los más elevados seres de "la espiral-D".
      Ya hemos mencionado que estos seres están liberados de la materia, ya que ésta obedece directamente al pensamiento cuando los seres se encuentran en esta parte de la espiral. Como consecuencia de ello, cada uno de estos seres se convierte en su propio "centro de gravedad". Mientras la base o el punto "fijo" de los seres del mundo físico está constituido por las materias sólidas o pesadas, la base o fundamento para la manifestación de los seres en "el mundo divino" será exclusivamente el propio "ente" supremo de los seres. En el mundo físico los seres ni siquiera conocen a este "ente supremo". El animal, en sus primeros estadios evolutivos, sólo tiene conciencia del mundo que lo rodea. Incluso en el hombre terreno encontramos en gran medida una ignorancia total sobre la existencia de los seres fuera del ámbito de "la conciencia diurna" terrena. La más alta y más profunda naturaleza de los seres es algo misterioso. Las materias, las formas, las combinaciones visibles, tangibles y susceptibles de ser oídas lo dominan todo. Lo que no se puede pesar o medir, lo que no tiene peso o solidez física es irreal para los seres de la segunda zona de la espiral. Aquí los seres viven, piensan, actúan, lloran y ríen, se aparejan, se casan, aman y odian. La vida se experimenta sin conocer nada en absoluto de lo que experimenta la vida. Todos los resultados que no se basan en cifras, espacio y tiempo se consideran "poco científicos", a lo máximo pueden existir como "dogmas de fe". El conocimiento que los seres tienen aquí de la existencia es exclusivamente un conocimiento de la materia y sólo de la materia o la sustancia a perpetuidad. Aquí todo está enterrado en la materia, también el conocimiento de los seres sobre su propia y alta identidad, por encima de toda materia, de hijo inmortal de Dios. Se creen idénticos a su cuerpo físico, es decir, se creen idénticos a una determinada acumulación de materia física, opinan que es ella la que piensa y actúa. A pesar de que se opone totalmente a todos los hechos o experiencias reales que viven, su opinión es en realidad que es la materia o la sustancia la que crea. En su verdadera consecuencia esto quiere decir, por consiguiente, que "lo creado" es lo que crea al "creador". Esto tiene, a su vez, como última consecuencia que todas las cosas se crean a sí mismas. Pero un conocimiento, una ciencia que se basa en algo que es al cien por cien contrario a la realidad o a lo absoluto, no es ciencia, es "superstición" al cien por cien y convierte en un hecho que el hombre terreno y todos los demás seres del reino animal están lo más lejos que se puede estar de la realidad y, con ello, de la verdad y de la Divinidad. No se conocen a sí mismos. Solamente experimentan la materia. Carecen de sentido de la realidad. Viven en un "mundo de sombras". Aquí estamos en "el reino de los muertos" y experimentamos una forma de existencia que es el contraste total a la vida en "el mundo divino". En este mundo se conocen los más profundos detalles de la existencia. Aquí la vida no es nada misterioso. Aquí se experimenta y reconoce cada forma de materia por lo que es, a saber: material de pensamientos para la química cósmica del yo o el proceso por medio del cual éste crea su manifestación o aparición, satisface sus apetitos o deseos. Por consiguiente, los seres aquí no pueden ser imbuidos, como en el mundo físico, a hacerse la ilusión de creer en la inconsecuencia de que es la materia o "lo sin vida" lo que crea "lo vivo". Aquí se experimenta directamente que es "lo vivo", es decir, el yo y su "supraconciencia", lo que en realidad es el fundamento fijo de toda la existencia y, por consiguiente, también de la materia. En "el mundo divino" y las demás partes intelectuales de la espiral, como ya hemos dicho, todo lo que aquí, en el mundo físico, experimentamos como el núcleo más profundo del ser, a saber, la conciencia, se ha convertido en lo exterior, se ha hecho visible, se ha transformado en lo que soporta, en el fundamento fijo.


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.