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La gravedad o peso físicos idénticos a voluntad o deseo. Todo es conciencia. El espíritu de Dios aletea sobre las aguas  377. Ante todo hay que comprender que la fuerza de gravedad se nota de una manera muy distinta en "el mundo divino" que en el físico. En este último mundo lo que denominamos con el concepto "peso" constituye un factor predominante. Cada cosa "pesa" algo y tiene su lugar en la existencia física según su peso. Las materias más concentradas, es decir, las que están reunidas en un sitio que ocupa el menor lugar posible, son más pesadas que las que están repartidas en un sitio que ocupa el mayor lugar posible. Las materias pesadas se convierten en la base o, según el verdadero sentido de la palabra, "fundamento" de las ligeras.
      Como toda concentración de materia se basa en "la energía del sentimiento", hay, por consiguiente, más energía del sentimiento representada en las materias pesadas que en las ligeras. Pero como "sentimiento" es una energía mental, es decir, es un despliegue de conciencia, y éste, a su vez, sólo puede existir en virtud de "voluntad", y "voluntad" es, por su parte, lo mismo que deseo, aquí se hace perceptible que el peso de las materias, su grado de concentración o dispersión manifiesta un grado correspondiente de deseo, es decir, un grado correspondiente de "deseo" o "voluntad". De este modo, se convierte aquí en un hecho que tanto el pesado granito de las profundidades de la Tierra como la ligera nube del cielo son un producto del deseo de un ser vivo, son un despliegue de voluntad de un "hijo de Dios". Las variaciones de la materia física alrededor de nosotros, el nacimiento de los astros celestes, los conjuntos de soles luminosos, las nubes de estrellas o nebulosas, tanto del microcosmos como del macrocosmos, y todo lo que hoy contienen es una manifestación de funciones de conciencia basadas en una vida cogitativa y una vida psíquica tan natural y evidente como el latido de nuestro propio corazón y la circulación de nuestra sangre. Todo es conciencia. En verdad, las palabras eternas: "El Espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas" se están convirtiendo aquí en realidad, en un hecho, en ciencia para el ser vivo.


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