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El principio paterno está latente en "el mundo divino". Las experiencias sensoriales son indirectas en el mundo físico y sólo son directas en el mundo más alto de la espiral  373. Mientras los cuatro cuerpos no físicos se crean directamente según el mandato del pensamiento o el deseo, los dos físicos son de una naturaleza más difícil e inmanejable para el pensamiento. Es por ello que la creación de estos cuerpos sólo es fomentada por medio de los cuerpos físicos ya existentes, es decir, a través del "principio paterno". Es precisamente por esto que, por ejemplo, el hombre terreno no puede nacer o venir al mundo, es decir, crearse un cuerpo físico, sin la ayuda de dos cuerpos ya existentes cuyos propietarios son otros dos seres. Los orígenes de estos dos cuerpos se convierten en "padre" y "madre" del ser en cuestión.
      Aquí, en "el mundo divino", "el principio paterno" está, por consiguiente, latente. La materia obedece directamente al "elemento de destino" del individuo. Por medio del "principio paterno", el ser se crea su cuerpo físico. Y con este cuerpo está en condiciones de manejar la pesada materia física, en parte directamente con el propio cuerpo físico, y en parte con aparatos o máquinas, que así mismo por medio del cuerpo físico es capaz de construir o crear. Pero este cuerpo físico y estos instrumentos físicos sólo pueden dirigirse o dominarse por medio de los cuerpos espirituales. La creación de estos últimos cuerpos tiene lugar exclusiva y directamente por medio del "elemento de destino" y "los núcleos de talentos", lo mismo que toda otra manifestación en estas mismas materias o sustancias de las que estos cuerpos están creados. La manifestación del individuo se presenta, de este modo, como una revelación directa e indirecta o aparición visible. Por consiguiente, la experimentación o percepción del ser vivo tiene así mismo que ser directa e indirecta.
      En la vida física diaria, en que el individuo sólo puede hacerse visible por medio de formas minerales, vegetales o animales, sólo vemos, por consiguiente, una manifestación indirecta de la fuerza creadora y la activación de la voluntad del individuo. Pero tras la existencia física existe, de esta manera, una existencia directa basada exclusivamente en una exteriorización directa de los pensamientos y la voluntad del ser vivo o de su deseo de manifestación y existencia. La espiral se muestra, de este modo, como manifestándose en dos secciones, es decir, una para la creación y la experimentación directa, y una para la indirecta. De estas dos secciones, el hombre terreno sólo conoce aquella en la que tiene lugar la experimentación y la creación indirecta, esta sección corresponde a su vez a lo que llamamos "el mundo físico". Este mundo se fundamenta principalmente en "peso" y "sentimiento" (fuego y frío), que a su vez son la base de toda concentración y disolución de materia.
      Como consecuencia de la naturaleza concentrada o pesada de esta materia, se crea la base para el desarrollo de la facultad de pensar del individuo. En esta materia la naturaleza de los pensamientos erróneos o imperfecciones de la conciencia no tiene unas consecuencias tan drásticas o portadoras de desgracias como las que tendría en la zona de materias ligeras de la espiral. Cuando el individuo pueda manejar las materias pesadas de una manera perfecta, entonces sus manifestaciones sólo podrán brillar y centellear con armonía y belleza en la sección de la espiral caracterizada por las manifestaciones de pensamientos que actúan directamente.


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