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Los seres del "mundo divino" tienen juventud eterna y perciben la vida como una existencia eterna  371. En "el mundo divino" todo expresa, por consiguiente, la más alta independencia o libertad. Como la materia más condensada de los seres son sus propios pensamientos, y sus organismos, así pues, sólo están formados, en realidad, por pensamientos que pueden disolverse por medio de la voluntad, teniendo esta disolución, a su vez, lugar a beneficio de la materialización de otros pensamientos, la reencarnación de los seres se convierte aquí, de manera imperceptible, en una renovación constante que impide la debilitación, que en el mundo físico conocemos como "vejez". Un estado así no existe, por consiguiente, en "el mundo divino". Todos los organismos sólo muestran aquí una juventud permanente.
      Como la muerte, en el sentido en que la conocemos aquí en la Tierra, tampoco puede existir en el mundo sobrenatural, ya que ésta sólo puede existir como un medio a través del cual el individuo puede desprenderse de organismos de materia sólida o pesada, es decir, cuerpos de plantas u organismos de carne y sangre, y aquí no hay tales organismos, la experimentación de la vida se convierte aquí en lo mismo que una sensación de "existencia eterna".


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