Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(289-638) 
 
Búsqueda avanzada
Véase el símbolo nº 9 en nueva ventana    

 

Por qué el hombre terreno está ligado por la materia y el ser celestial se ha liberado de ésta  370. Con respecto al estándar tan inmensamente alto que esta vida de la conciencia tiene (aquí todos los seres sólo pueden pensar de una manera totalmente perfecta y tienen la mayor simpatía y el mayor amor posible para con los seres que los rodean, viven solamente para hacerlos felices), se comprenderá lo enormemente divina que es la experiencia de encontrarse en este mundo divino, y así mismo se comprenderá qué bendición tan divina es el hecho de que la vida cognitiva interior del ser sea aquí un mundo "exterior" accesible por todos, pudiendo cubrir a todos con su sombra y pudiendo abrazar o envolver a todos sin excepción con su manto de amor intelectual. También se comprende lo maravillosamente perfecto que es que este principio no exista en la zona del hombre terreno, en que la vida cognitiva es todo lo contrario a lo perfectamente intelectual o amoroso. Es una bendición que el odio, la envidia y el egoísmo, el deseo de asesinar o la tendencia a la destrucción sólo se les puedan revelar indirectamente a los seres del entorno por medio del pesado mundo físico exterior. Es bueno que la vida cognitiva de los seres de la zona del animal sea un mundo interior que sólo puede hacerse visible cada vez que éste ha hecho saltar algunas de sus cadenas más prominentes en forma de carne y sangre, tierra y agua, piedra y metal. Y que los seres, de este modo, sólo puedan, de hecho, hacer accesible a los otros seres la primitiva vida interior de su conciencia "con el sudor de su frente".
      Una vida de la conciencia que manifiesta un intelectualismo y un amor al cien por cien y, por consiguiente, está totalmente en contacto con las leyes universales fundamentales y, así pues, de modo correspondiente sólo puede estar en armonía con la Divinidad, no necesita vestirse con la camisa de fuerza de la materia o las sustancias. Ésta es sólo para los seres que no quieren ayudar a la Providencia a proteger, acariciar y alegrar a los otros seres, sino que únicamente se adoran a sí mismos. Para estos seres la pesada materia es una bendición, porque ésta se convierte precisamente en el material del cual puede crearse el horror y la danza de la muerte, el infierno o purgatorio que puede derretir el congelado bloque de hielo del egoísmo transformándolo en intelectualismo y amor.


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.