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El mundo divino. Los seres vestidos solamente de pensamientos  369. Con el desarrollo de la facultad intuitiva de experimentar, el ser sale del "reino de la sabiduría" y pasa a tener su residencia en el siguiente gran reino de la espiral que aquí en Livets Bog hemos llamado "el mundo divino".
      Como se desprende del símbolo, la energía que culmina aquí es "la energía de la intuición", y por consiguiente esta energía es la más importante de la vida de la conciencia en dicho mundo. Como "la energía de la inteligencia" y "la energía del recuerdo" también están muy fuertemente representadas, mientras que las energías no intelectuales: "la energía del peso" y "la energía del sentimiento" sólo están muy débilmente representadas, encontramos aquí formas de experimentación de la vida y de existencia que expresan la más perfecta culminación del alto intelectualismo que puede existir. Una constelación mayor de energías básicas estimuladoras de armonía y hermosura no existe. Nos encontramos en la culminación misma del supremo despliegue mental o revelación intelectual de la Divinidad.
      ¿Cómo es entonces esta existencia? Con respecto a la constelación o relación interna de las energías básicas, constituye exactamente el mayor contraste o antítesis a la forma de existencia que es la más importante en la zona en que reside el reino animal u hombre terreno.
      Mientras en este reino la energía más importante es la energía del peso y, por consiguiente, la energía explosiva con formas más o menos activas y, por ello, mutiladoras, mortíferas y destructoras, en la más alta zona de la espiral la energía más importante es "la energía de la intuición". Como la energía mortífera sólo existe en esta zona como latente, es muy inferior a todas las otras energías de esta zona. Por esto aquí no se puede hablar en absoluto de ninguna forma de estados oscuros y desagradables bajo los que el hombre terreno gima y suspire, tales como enfermedad, dolor físico, aflicciones, melancolía, odio o enemistad, envidia, deseo de poder, ambición, vanidad, calumnias, amor no correspondido, coacción y opresión, etc.
      Con respecto a la relación que la combinación de las energías básicas representa en "el mundo divino", en este mundo no hay ninguna posibilidad de que tengan lugar los compuestos químico-cósmicos en los que se basan exclusivamente los detalles primitivos mencionados, ya que todos ellos sin excepción son más o menos "energía del peso" libre, y esta energía sólo está presente aquí en tan pequeña cantidad en relación con las otras energías básicas que el despliegue de su naturaleza explosiva es imposible. En "el mundo divino" tampoco hay, por ello ninguna oscuridad mental real. Pero esto no significa, naturalmente, que los seres aquí ignoren la existencia de una oscuridad así en otros astros existentes. Al contrario, por medio de su talento intuitivo altamente intelectual están en condiciones de adquirir el más completo conocimiento sobre esta oscuridad que en resumidas cuentas existe. Al mismo tiempo hay que recordar que la memoria de estos seres se encuentra en un estadio muy avanzado, y que esta memoria los pone en condiciones de recordar campos inmensos de sus vidas y existencias anteriores en las zonas de las espirales subyacentes. De este modo adquieren un conocimiento fenomenal sobre la existencia y la vida que no se basa solamente en sus experiencias intuitivas exteriores, sino que también se basa en muy alto grado, en experiencias o vivencias propias mediante su amplio recuerdo.
      Además de encontrarse en la culminación de este alto intelectualismo, en "el mundo divino" los seres también se encuentran en la culminación de la emancipación absoluta. El principio de la reencarnación o renacimiento sólo existe aquí en forma latente. Los seres no tienen, claro está, ningún cuerpo de materias que no puedan ser "materializadas" o "dematerializadas" a mandato de su voluntad. Los organismos dependen aquí de la voluntad de su origen. Los seres se hacen visibles o invisibles según su deseo. Como resultado de esto, "el mundo divino" se convierte en un panorama eterno que cambia constantemente. Los detalles cambian a la misma velocidad que los pensamientos de los seres. Y las cosas visibles sólo son cosas que precisamente se mantienen a base de una concentración de pensamientos.
      Pero como aquí todos los seres sólo piensan de una manera perfecta o genial, estos detalles se convierten en una manifestación de la armonía y la belleza más perfecta y radiante. Todos los detalles de este mundo son, así pues, exclusivamente el despliegue mental divino de seres perfectos al cien por cien.
      Como no hay otras concentraciones de materias que las que los seres provocan con sus concentraciones de pensamientos, estas materias son los verdaderos "organismos" o "cuerpos" de estos seres. De este modo, los seres aquí sólo están vestidos de pensamientos. Por consiguiente, no están vestidos con organismos o cuerpos sólidos, y que el pensamiento no puede disolver, como en el mundo animal. Aquí sólo están vestidos con estados de ánimo y sentimientos, ideas y pensamientos luminosos y divinos. En "el mundo divino" la vida de la conciencia es un fenómeno "exterior".


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