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El espíritu santo y la energía de la inteligencia  366. Como "la energía de la inteligencia", tal como se desprende del símbolo, culmina aquí, y esta energía constituye, a su vez, la principal y absoluta base del pensamiento consciente, la conciencia de percepción vaga o de instinto del individuo se ve aquí reducida al mínimo posible. También vemos que "la energía del instinto" sólo existe aquí de forma latente. El pensamiento consciente, es decir, la facultad de analizar, se encuentra aquí en su más alta manifestación. Como cada ser que forma parte del "reino de la sabiduría" ha dejado atrás las zonas más primitivas o no intelectuales de la espiral y allí ha cosechado la culminación de la experiencia de los resultados de la desarmonía con el cumplimiento de las leyes de la vida, y su memoria comienza, al mismo tiempo, a ser muy importante, su facultad de poder sacar provecho intelectual de estas experiencias oscuras precedentes culminará, así mismo, aquí. Su facultad de razonar ha llegado a un punto genial, es decir, sus análisis están al cien por cien en contacto con la realidad. Y como su voluntad se basa en este contacto, toda su actuación y su aureola luminosa son, de modo correspondiente, de un intelectualismo deslumbrador al cien por cien.
      Y el resultado de esto es todavía más elevado, ya que junto a esta voluntad deslumbradora hay en la conciencia del ser una intuición muy destacada. "La energía de la intuición" se encuentra aquí en su segundo estadio de estado creciente. Es la más alta energía intelectual de la vida. Es, como anteriormente hemos mencionado, material para el espíritu santo. Este espíritu es, a su vez, lo mismo que "el conocimiento fundamental" de la vida o existencia, del universo o cosmos. El material de sus ideas y formaciones de pensamientos constituye el propio conocimiento de la Divinidad sobre sí misma, el universo y la existencia. Por medio de "la energía de la intuición" los seres vivos existentes pueden tener acceso de manera personal a este conocimiento particular de la Divinidad.
      Las formaciones de pensamientos de este conocimiento sólo existen en forma de ideas muy concentradas que expresan los resultados principales de dicho conocimiento. Cuando el individuo llega en su evolución al punto en que puede usar "la energía de la intuición" en su conciencia, únicamente tiene acceso a estos resultados principales. Los detalles puramente locales del fundamento de estos resultados, las pruebas o cálculos no se reciben por medio de la intuición. El ser al que "el espíritu santo" cubre con su sombra tiene que calcular por sí mismo estas pruebas, encontrar él mismo la base de la existencia misma o de la propia vida práctica, física y espiritual de los seres vivos. El acceso a ello tiene exclusivamente lugar con la facultad de la inteligencia de los seres como fundamento y por medio de "la energía de la inteligencia". Pero una utilización así de la facultad de la inteligencia y de la cuarta energía básica sólo es, sin embargo posible o de verdadera importancia cuando el individuo, por medio de "sentimiento" e "inteligencia" domina de una manera armónica "la energía del peso", de modo que la conciencia ya no es molestada por la naturaleza explosiva más o menos dominada de esta energía, por sus desencadenamientos en forma de todas las manifestaciones egoístas o mortíferas, por el apetito, mutilador y destructor de la mente, de posición, gloria, poder y riqueza. Sólo cuando el individuo ha terminado con estos apetitos primitivos, y el altruismo o amor a los otros seres se ha convertido en la energía más importante de la vida, la inteligencia es libre y puede ser usada por el individuo para adjudicarse la explicación de las experiencias intuitivas que afluyen a él.


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