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El reino vegetal y las energías básicas. La mentalidad de las plantas  359. En el símbolo están representadas las seis energías básicas y la relación mutua que tienen las unas con las otras. Como ya hemos dicho anteriormente en "Livets Bog", cada una de estas energías constituye un reino de existencia. Estos reinos, igual que las energías básicas, están a su vez representados por los siete colores del espectro solar. En el símbolo, que tiene que estudiarse de abajo hacia arriba, vemos dos líneas negras que son algo más gruesas que las otras. Estas líneas señalan el segmento de la vía de evolución que constituye una "espiral". Este segmento está, a su vez, dividido en seis segmentos o secciones menores por medio de otras líneas. Estos segmentos o secciones constituyen los seis reinos de existencia antes mencionados. El inferior de ellos (representado con el color rojo) constituye "el reino vegetal", el siguiente (color naranja) "el reino animal". A continuación, indicados con color amarillo, verde, azul y añil respectivamente, les siguen "el reino humano", "el reino de la sabiduría", "el mundo divino" y "el reino de la bienaventuranza".
      Estudiando las secciones o reinos de existencia horizontalmente se tiene una visión de conjunto de la distinta combinación de las energías básicas en cada reino. Vemos que todas las energías están presentes en cada uno de ellos, pero con cantidades distintas. Cada energía aparece con seis estadios, a saber, uno en que está latente, dos en que se encuentra en estado ascendente hacia la culminación, y dos en que se encuentra en estado descendente en dirección al estadio latente, además de uno en que culmina.
      En la sección inferior, que constituye "el reino vegetal", vemos que la combinación de las energías es la siguiente: "la energía del instinto" está en su estadio culminante. "La energía del peso" se encuentra en el segundo estadio de su estado ascendente, mientras que "la energía del sentimiento" está en su primer estadio de su estado ascendente. A continuación viene "la energía de la inteligencia" que está en su estadio latente. Luego "la energía de la intuición" que se encuentra en el último estadio de su estado descendente. Y finalmente "la energía del recuerdo" que está en el primer estadio del estado descendente.
      Esta combinación conjunta de las seis energías básicas constituye, así pues, la materia física y mental en la que se manifiesta "el reino del instinto" o "reino vegetal". En virtud de esta combinación de las energías básicas o fuentes de energía del yo, surge un material del que el yo puede comenzar a crearse su manifestación física visible y, así mismo, por medio de este material puede empezar a experimentar físicamente, aunque esta forma de experimentar todavía existe como un estado de percepción vaga.
      Como se desprende del símbolo, la mentalidad de la planta contiene muy poca "inteligencia". Al contrario, tiene "intuición" y "recuerdo". Esto quiere decir que tiene un "mundo interior". Los detalles de este "mundo interior" son "los recuerdos" o "las copias de oro" de la "espiral" anterior. Aquí, en este "mundo interior", tiene la planta su verdadera conciencia diurna. Aquí vive en un estado de bienaventuranza absoluta. Pero la fuerte influencia que ejerce sobre ella el mundo físico exterior, tal como el viento y el tiempo o el frío y el calor, la sequía y la humedad, la brutalidad y la mutilación, hacen poco a poco que la facultad de percibir vagamente se convierta en un factor dominante. Y con este desarrollo de la facultad de percibir vagamente comienza el estado que se transforma en conciencia diurna en el animal y en el hombre. En el ser vegetal este estado todavía es, por consiguiente, un estado de percepción vaga. La verdadera conciencia diurna de este ser es, de este modo, de una naturaleza muy distinta a la del animal o el hombre terreno. Y como la planta con esta conciencia diurna se ocupa de los recuerdos de una "espiral" pasada, este estado de conciencia será, por consiguiente, de una naturaleza muy débil en relación con la conciencia diurna que la nueva "espiral" comienza a desarrollar en este ser.
      Que la planta, así pues, tiene un estado de conciencia diurna muy microscópico con facultades espirituales de una "espiral" precedente es indiscutible. Como más adelante veremos, esta presencia es una necesidad absoluta para la evolución hacia animal y hombre de todo el ser vegetal. Sin la encarnación de esta "espiral" precedente en la planta presente, su actual aparición física visible, su forma y modo de comportarse serían totalmente imposibles. Porque esta aparición física visible ¿no es acaso una reacción entre el pasado y el presente de la planta? Si en esta reacción no hubiese "inteligencia", la planta sería un conjunto de materia fortuito y caótico. Pero esto es todo lo contrario de la realidad. La estructura y la forma externa de la planta han sido construidas de una manera inmensamente lógica o intencionada, lo cual habría sido imposible sin la presencia de "inteligencia". Que esta construcción inteligente es automática, es decir, que tiene lugar sin una intervención especialmente consciente de una voluntad cerebral sólo demuestra de manera suplementaria que la planta ha sobrevivido de una "espiral" precedente, porque una función automática de la conciencia de este tipo o dirección por parte de la voluntad sólo puede existir como idéntica a un "conocimiento-C". Como "el conocimiento-C" sólo puede ser un resultado de "conocimiento-B", es decir, dirección con conciencia diurna por parte de la voluntad, y este conocimiento, a su vez, sólo puede ser un resultado de "conocimiento-A", o sea, experiencias realizadas con el cerebro o con la conciencia diurna, el estado actual del ser planta equivaldrá, por consiguiente, a una prueba inalterable de que ha tenido una conciencia diurna física despierta precedente con una voluntad dirigida por el cerebro, de lo cual sus actuales funciones automáticas son un resultado. (Con respecto a "conocimiento-A", "conocimiento-B" y "conocimiento-C" véase el capítulo 94 de mi libro "Lógica")
      El ser planta tiene, de este modo, una vida interior, accesible para el investigador evolucionado, que contribuye a demostrar la existencia de "la zona de espiral" como una realidad absoluta.
      "La zona de espiral" constituye, pues, un segmento evolutivo formado por dos segmentos menores. En uno de estos segmentos el individuo experimenta la culminación del "primitivismo", y en el otro la culminación del "intelectualismo". En virtud de esto, la existencia eterna de los seres se convierte en un movimiento mental, eternamente cambiante, a través de estas dos culminaciones. En el segmento intelectual de "la espiral" el ser vivo experimenta, con conciencia cerebral despierta, tanta voluntad dirigente y tanto conocimiento real que éste, en su paso a la función automática puede dirigir totalmente al ser vivo a través del segmento no intelectual de "la espiral" sin ninguna función cerebral especial.
      La parte consciente de la mentalidad del ser planta es sostenida por "la energía del recuerdo" y "la energía de la intuición". Como la primera de estas energías es la dominante, el campo consciente del ser planta será, como ya hemos dicho, su "mundo interior", sus recuerdos de una "espiral" precedente. Como éstos aparecen en una abrumadora "copia de oro", es decir, como toda posible oscuridad y todo aquello que podría ser desagradable en estos recuerdos ha sido eliminado o disuelto, "limpiado", de modo que sólo ha quedado lo que es absolutamente perfecto y bueno o noble, este "mundo interior" se transforma en un "estado de bienaventuranza" o una vida en la alegría y felicidad absolutas. El dolor y la adversidad, la enfermedad y la miseria, el odio y la mutilación no se conocen en este mundo interior del ser planta. Del estado "interior" de este ser sólo puede, por lo tanto, fluir "energía de bienaventuranza". Esta energía se propaga a la materia física y crea "la flor".
      ¿Qué es una "flor"? Una "flor" es la culminación de la belleza en una combinación de materia física. ¿Qué es más hermoso que una flor? La expresión "flor", ¿no se ha convertido precisamente en la expresión común para todo lo que culmina? ¿No hablamos acaso de "la flor" de la cultura de un pueblo, de la juventud "floreciente", etc.? El estado del ser planta en la zona física es, por lo tanto, un estado tan luminoso y bienaventurado que la expresión con que se designa se ha convertido en una expresión común para todo lo que tiene que designarse como perfecto, armonioso y bello. Cuando se dice de algo que "florece" sabemos que llega a la culminación de su mejor y más elevada manifestación de la naturaleza particular de su especie.
      La magnífica e inmensa profusión de flores de los prados y los jardines, con sus combinaciones de miles de colores y su maravilloso olor, es, por consiguiente, "intuición" y "recuerdo" convertidos en manifestación física visible. El inmenso océano de ideas que la multitud de flores manifiesta con sus formas y colores son "las copias de oro" de la suprema creación de una "espiral" precedente hecha visible en un mundo actual compuesto de fuego y frío. El globo terrestre físico, la zona del principio mortífero, está decorado con resultados reales del conocimiento de una "espiral" precedente. "El reino de la bienaventuranza", el mundo de "las copias de oro", alumbra las zonas de oscuridad con su esplendor celestial. Sobre la esfera de los asesinos, los guerreros y los verdugos resplandecen los resultados del intelectualismo de una espiral precedente funcionando muy activamente, purificados de toda imperfección, siguiendo los más elevados caminos del amor y las más elevadas leyes que los supremos cerebros de dicha espiral han estado en condiciones de convertir en "conocimiento-C". Las más elevadas producciones intelectuales de mundos precedentes brillan hoy a nuestro alrededor como realidades vivas con función automática. La manifestación de amor de Dios de una "espiral" precedente se ha transformado en conciencia habitual alrededor de los seres actuales. Mundos que, de lo contrario, estarían desiertos y secos se han convertido por medio de la vegetación en manifestación del eterno resplandor de Dios. Nos bañamos en la luz del Padre eterno.
      Esta es la parte intelectual de la planta. Pero la planta también tiene una parte física, porque sin ella todo este esplendor arriba mencionado no podría manifestarse en la zona física. Esta parte física es, así pues, su parte de sustancia puramente material. Los componentes más importantes de esta parte son las dos energías básicas "peso" y "sentimiento" que, a su vez, son lo mismo que fuego y frío respectivamente. Estas dos energías básicas son las principales en toda creación o manifestación física. Aquí todo es simplemente una reacción entre fuego y frío. Más tarde volveremos al concreto proceso químico-cósmico que tiene lugar aquí.
      A medida que el ser planta va viviendo a fondo el estado de bienaventuranza hasta el punto de saciarse de él, surge una especie de añoranza no consciente del contraste al estado de bienaventuranza. Esta añoranza es, hasta un cierto grado, satisfecha por medio de la influencia exterior de que el ser planta es objeto en el mundo físico. Una gran parte de esta influencia es, por consiguiente, experimentada por el ser planta como una "sensación de placer". Pero la influencia del mundo físico es muy fuerte y muy violenta y, debido a ello, a veces sobrepasa lo que es necesario para colmar el deseo del ser planta. Esta influencia intensificada es, por consiguiente, vivida por el ser planta como "sensación desagradable". Como la facultad de la inteligencia de la planta está latente, no puede analizar esta parte de su conciencia. Y aquí, como ya hemos dicho, sus experiencias sólo se convierten en "percepción vaga". Y aquí estamos frente a la primera gran energía básica, "la energía del instinto".
      Con este estado de percepción el ser planta hace su entrada en una nueva "espiral". El estado de percepción vaga es, así pues, el estado incipiente del estado de conciencia diurna física, que es el dominante en el animal y en el hombre terreno. El estado actual de experimentación puramente física del ser planta sólo se encuentra, por consiguiente, en "el estadio de percepción vaga". Pero este estado se encuentra en evolución creciente. El estado mental del ser planta o verdadera conciencia diurna se encuentra en "el reino de la bienaventuranza", pero este estado degenera en el mismo grado en que aumenta la evolución física, y el ser se convierte de este modo en un individuo de una zona de existencia totalmente distinta. Esta zona de existencia es "el reino animal". Este reino está representado por la sección siguiente del símbolo estudiado de abajo hacia arriba.


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