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La energía del recuerdo o de la bienaventuranza. La sexta gran fuente de fuerza del yo  356. Pero el yo todavía dispone de otra fuente de fuerza para manifestarse. Es la fuente de fuerza por medio de la cual puede "recordar".
      Como poder "recordar" también es una función propia de una facultad, también revela una función de una energía. Esta energía es "la energía del recuerdo". Por medio de ella al yo le es posible crear "copias" mentales de sus vivencias o experiencias. De este modo, va teniendo poco a poco toda una colección de estas "copias". Estas "copias" son aquello a lo que llamamos recuerdos. "Los recuerdos" también son verdaderamente puras realidades materiales creadas de materia o sustancia, pero esta sustancia es de una naturaleza totalmente distinta a la física. Que "los recuerdos" son, así pues, una clase de realidades creadas, y por consiguiente materiales, no se puede rebatir. Es un hecho que de por sí crean un pequeño mundo. Este mundo es, ciertamente, un "mundo interior", pero esto no impide que sin embargo sea un mundo en el que el individuo puede moverse, experimentar detalles, estar contento o de mal humor. Este "mundo interior" tiene todos los matices del mundo exterior. Es su reflejo en otra materia. En este "mundo interior" se guardan los detalles del pasado del individuo. Con su facultad de hacer juegos malabares con esta materia, el individuo tiene la posibilidad de llevar su pasado al presente, partiendo de estas experiencias pasadas (recuerdos) puede guiarse a sí mismo en sus decisiones actuales. Las experiencias pasadas se convierten, de este modo, en un fundamento muy importante para la creación de su futuro. Sin "la facultad de recordar" no podría tener lugar en absoluto la evolución. El individuo no llegaría jamás a ser más inteligente, del mismo modo que el concepto "pasado" sería algo imposible.
      Pero sin conocer "el pasado", el concepto "futuro" jamás habría entrado en su conciencia. Porque sólo es, evidentemente, por medio de los recuerdos del "pasado" experimentado que existe la idea y la esperanza de un "futuro".
      "El recuerdo" es, por lo tanto, una función de una energía. Y la energía que se usa para ello se llama, por consiguiente, "energía del recuerdo".
      Como todos los momentos malos u oscuros de los recuerdos son eliminados por medio de esta energía, de modo que los recuerdos gradualmente van siendo mucho más luminosos que la realidad de la que originariamente eran "copias" y, por ello, al individuo le parecen "bienaventuradas", aquí, en "Livets Bog", a dicha energía también se le ha dado el nombre de "energía de la bienaventuranza". Esta energía es la sexta gran fuente de energía del yo.


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