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| El sueño y su naturaleza |
337. Pero como los nervios son "cables" para las fuerzas psíquicas o espirituales del individuo, es decir, para las energías de los pensamientos, y estos cables, como hemos dicho, se han quedado deshilachados o más o menos desgarrados con las experiencias o las funciones que tienen lugar en la conciencia a lo largo de un día, son cada vez menos útiles como "conductores de electricidad" o soportadores de las funciones de la conciencia, y el individuo, por lo tanto, entra de modo correspondiente en un estado en que tiene que luchar para mantenerse consciente.
Un estado así lo llamamos "somnolencia".
Pero finalmente "el cansancio", o el desgarramiento de los nervios, es tan dominante que el individuo no puede mantenerse en absoluto despierto.
Pasa a un estado de "no conciencia" permanente.
A este estado lo llamamos "sueño", bajo él no tiene lugar ninguna función cognitiva o de pensamiento en el cerebro físico y, por lo tanto, tampoco tiene lugar ninguna ulterior "conducción de electricidad" a través de los nervios físicos.
Pero en el momento en que cesa "la conducción de electricidad", cesa el desgaste del cerebro y de los nervios.
Ambos comienzan a recuperarse.
Los desgarramientos se reparan.
Los rasguños y las heridas microscópicas desaparecen.
Y a lo largo de unas pocas horas todo el daño está reparado.
Y con esta recuperación comienza de nuevo la función cognitiva o de pensamiento del individuo.
Las fuerzas o energías espirituales son conducidas al sistema nervioso físico, y la conciencia comienza a funcionar de nuevo.
Y en una situación así decimos que el individuo "se despierta".
Con este despertar, su experimentación con conciencia diurna de la existencia física comienza a dejar sentir su efecto.
La existencia física aparece, así pues, con dos variaciones, a saber, como un estado "despierto" y uno "durmiente".
Mientras la parte "despierta" de la existencia física está vinculada a la luz o al día, la parte "durmiente" de esta misma existencia está vinculada a la oscuridad o a la noche.
Y es naturalmente debido a esto que estos dos estados han recibido el nombre de "conciencia diurna" y "conciencia nocturna" respectivamente.
El hecho de que los seres terrenos tengan que experimentar su existencia como un estado "despierto" y "durmiente", es exclusivamente para que puedan conservar su cuerpo físico. El descanso sólo puede ser absolutamente perfecto con el detenimiento de "las funciones de la propia conciencia diurna". Por lo que concierne al hombre terreno, la energía que soporta estas funciones es "la energía del peso" o "energía explosiva", o sea, la energía que desgasta en mayor grado el sistema nervioso, y es por ello que exige un estado de sueño correspondiente para curar el desgaste o desgarre del sistema nervioso. Los seres terrenos son, por consiguiente, los seres existentes que requieren el estado de sueño más largo, o que se encuentran en "el estado de conciencia nocturna" mayor. Pero a medida que los seres evolucionan y usan cada vez más energías superiores, es decir, energías que constituyen el contraste a la energía del peso, el desgarre de los nervios es cada vez menor. Esto significa, por su parte, que cada vez hay menos que curar. Y, por lo tanto, el sueño tiene que ser de modo correspondiente menor. Pero, de esta manera, la conciencia diurna de los seres se encuentra proporcionalmente en crecimiento y en un momento dado casi suprimirá la conciencia nocturna, de modo que ésta sólo tendrá una naturaleza totalmente latente. Y la existencia del individuo será entonces muy distinta a la actual. Pero mientras el ser todavía se encuentre en el reino animal, y tenga que usar la energía desgarradora en un estado, en parte desenfrenado, entonces su existencia y su bienestar dependen de una conciencia nocturna bastante amplia para que el daño pueda ser reparado. |
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