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Las variedades de "la conciencia diurna"  331. Esta "conciencia diurna" aparece con seis variedades que se superponen, a saber, una para cada uno de los seis cuerpos de manifestación del individuo. Este ser tiene, así pues, una serie de variedades que son "la variedad denominada instinto", "la variedad denominada peso", "la variedad denominada sentimiento", "la variedad denominada inteligencia", "la variedad denominada intuición" y "la variedad denominada recuerdo". Pero, como ya hemos dicho, estas variedades se superponen las unas a las otras y dan lugar a un trabajo común en el cual se basa toda la conducta despierta o consciente del individuo. De la armonía de este trabajo común depende la perfección del individuo en cuestión, de su grado de amor o de intelectualismo. El origen de toda imperfección en la manifestación o actuación de un individuo se puede siempre remontar a una disonancia en el trabajo común de las antedichas variedades. Esta disonancia se deberá a que una o varias de estas variedades actúan con una superioridad o inferioridad demasiado dominante, con respecto a la constelación que manifiesta un equilibrio absoluto entre las variedades y que debe calificarse como la normal.
      Por constelación normal de estas variedades hay que entender una relación en la que una de las seis es la que dirige de una manera absoluta y una está en forma latente, dos están en evolución y dos en involución. Si esta relación está presente, surge el equilibrio mental en "la conciencia diurna" que calificamos de normal. El estado mental normal o equilibrio no se basa en una actuación absolutamente igual y a la vez de todas las seis variedades. Si se pudiese expresar la intensidad de dichas variedades en gramos, es decir, si por ejemplo hubiese 200 gramos de cada variación, estos gramos no podrían de ninguna manera ser una base para la creación de conciencia, debido a la enorme diferencia en intensidad o despliegue de energía de las energías básicas. Hay que recordar que las seis energías básicas presentan una escala de energía de intensidad creciente, de acuerdo con lo cual se consideran en el orden concreto en que ya las conocemos. Si, por ejemplo, expresamos estas energías por medio de una medida común para la fuerza, entonces la energía del instinto manifestará la menor cantidad de unidades por gramo. Si, por ejemplo, manifiesta 20 unidades por gramo, la energía del peso manifestará 40 por gramo, mientras que la energía del sentimiento, de la inteligencia, de la intuición y del recuerdo manifestarán con respecto a esto como mínimo 60, 80, 120 y 100 respectivamente por gramo. Si nos imaginamos una conciencia compuesta por la misma cantidad de gramos de cada una de estas energías, en una conciencia así no existiría ninguna forma de variedad denominada instinto, peso o sentimiento, ya que las otras tres energías, debido a la superioridad de su fuerza, dominarían totalmente la situación.
      En una conciencia en que hubiera 200 gramos de energía de la intuición, 200 gramos de energía del instinto no dejarían sentir su efecto, porque esta última energía sólo representaría una fuerza de 4000 unidades con respecto a las 24.000 unidades de la primera energía. Pero como es un hecho que hay toda una zona de la existencia en que la energía del instinto es la dominante en la conciencia del individuo, también se convierte en un hecho que esta energía, en un caso así, se ha convertido en superior a la energía de la intuición. Esto sólo ha sido posible debido al hecho de que la energía del instinto está presente en esta conciencia con una cantidad tan abundante, que sus unidades de fuerza sobrepasan sobradamente la cifra que la energía de la intuición representa en dicha conciencia.


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