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Las tres "X" son una prueba de que cada forma de creación tiene a "un ser vivo" como origen  316. Cada detalle en todo lo que puede percibirse directamente manifiesta, así pues, un principio trino. Un detalle de este tipo es el resultado de creación, y, como tal y según lo que antecede, se le puede dar el nombre de "X3". Es una prueba irrefutable de la existencia de una facultad creadora precedente. Pero una facultad para manifestar creación lógica o sistemática es, a su vez, una prueba irrefutable de la existencia de un pensamiento lógico precedente. Como pensamiento, por su parte, no puede existir de una manera independiente, sino solamente vinculado a otra realidad como manifestación de vida o función de conciencia, esta facultad de crear se convierte, de este modo, en una prueba irrefutable de la existencia de un "algo" así, "vivo" y "que piensa" tras dicho detalle. Es esta prueba a lo que aquí en "Livets Bog" doy el nombre de "X2", mientras que a este "algo" "que piensa" le doy el nombre de "X1".
      De estas tres "X" o principios, "X3" es directamente accesible a la percepción. Allí donde esta "X" se convierte para la percepción en un resultado autónomo, es sinónimo de lo que llamamos "un ser vivo". Pero no todo lo que resulta de tales unidades puede ser abarcado por la percepción física común. Una percepción así se limita, precisamente, en gran manera a percibir solamente los campos a los que su origen pertenece. Un origen de este tipo puede naturalmente, si se trata de un hombre terreno, reconocer a otros seres humanos como "seres vivos". Y el reconocer a los animales es de alguna manera posible. Pero percibir también a las plantas como "seres vivos" es mucho más difícil. Con una buena enseñanza escolar, una concepción así puede, a lo máximo, ser un asunto de creencia o un dogma. El reconocer a un mineral como una expresión de vida es totalmente imposible de encontrar entre tales seres. Todos los procesos creadores, que no son manifestados por seres humanos o animales, no tienen para estos seres ningún origen racional. Si son religiosos reconocen a "Dios" como origen de las manifestaciones que hacen agradable su vida diaria, y al "Diablo" como origen de lo que es desagradable y va en contra de la realización de sus deseos y presuntos ideales.
      Si no son religiosos niegan toda forma de vida como origen de las manifestaciones que no surgen de seres humanos o de animales. Esto quiere decir, por consiguiente, que a tales manifestaciones, que juntamente forman lo que llamamos "naturaleza", tal como la capacidad de reaccionar de las sustancias, la cristalización, la forma y el aspecto de las plantas y los animales, las órbitas y los efectos de los soles y los astros, en resumidas cuentas, a todo lo que tiene lugar en la existencia, y cuyo origen se encuentra fuera de su horizonte de percepción, le niegan un origen así. Esto significa, a su vez, que de hecho creen que estas cosas, a pesar de que se muestran con trayectorias lógicas y desencadenan una creación sistemática, se crean por sí mismas. Con una concepción así, tales seres son más ingenuos que la persona simple o "pobre de espíritu", que cree en un Dios como origen de las manifestaciones. Porque en la raíz de esta concepción hay una verdad inalterable. Algo no puede venir de nada. Y una creación sistemática sólo puede ser un resultado de un pensamiento lógico precedente, y sólo puede ser el colmo de los malentendidos creer que el pensamiento pueda ser otra cosa que una facultad de "un ser vivo", indiferentemente de dónde esto se observe, indiferentemente de que sea con respecto al plan con el universo mismo o en lo que desencadena la propia naturaleza en el microcosmos o el macrocosmos. Ni lo que la naturaleza, ni lo que los seres humanos producen puede de una manera lógica llegar a ser algo sin un cerebro. Que no se pueda ver tan fácilmente el origen de las creaciones de la naturaleza como se pueden ver los orígenes de la creación humana no es ninguna argumentación legítima ni lógica para negar la existencia del origen de aquella.


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