Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(289-638) 
 
Búsqueda avanzada
   

 

La naturaleza sin nombre del yo  313. Nos encontramos, así pues, en el punto supremo de observación del yo en que todo lo que existe o se conoce en el universo, todo lo que se agrupa con el concepto "X3" está bajo nosotros. En el estadio más elevado de nuestro yo no hay ningún tiempo, sino un "ahora" con existencia eterna. Pasado y futuro son productos que forman parte de las producciones del yo, lo mismo que las denominaciones espacio y lugar. La propia naturaleza del yo no puede considerarse como siendo un lugar, porque se encuentra totalmente fuera del espacio. Las distancias y los lugares son cosas "creadas" en el espacio. Pero como el espacio también forma parte de las cosas o producciones "creadas" por el yo, el yo en sí mismo tiene que representar una forma superior de ser. Como este ser se encuentra, de este modo, fuera de las cosas "creadas", no estará manifestado. Pero una existencia no manifestada es en sí una existencia sin nombre, porque indiferentemente de lo que se dijera de ella, estas opiniones solamente expresarían cosas "creadas", es decir, cosas en el espacio y el tiempo, cosas producidas por el yo. Si decimos de éste que es "malo" o "bueno", que es "luminoso" u "oscuro", que está "salvado" o está "perdido", todas estas expresiones sólo pueden ser denominaciones de situaciones "creadas" producidas por el yo, y no pueden, por consiguiente, expresar verdaderos análisis de la propia naturaleza del yo en sí fuera del espacio y el tiempo, fuera de formas y cosas. Que no obstante existe con una existencia así, es un hecho del que no se puede de ninguna manera prescindir, porque en caso contrario serían las cosas "creadas" lo que ha creado al creador. Pero una concepción así sólo puede ser anormal, dado que va contra toda lógica y es rebatida por todos los fenómenos de la vida. Todavía no se ha visto nunca que el creador no preceda a la creación. La causa tiene que venir antes del resultado. Afirmar lo contrario sólo puede ser lo mismo que la representación de "algo ficticio contrario a la realidad", es afirmar que la vida va hacia atrás. Pero una afirmación así no tiene confirmación. Todavía no se ha visto nunca que el pollo haya regresado al huevo, y el huevo a la gallina, del mismo modo que jamás se ha visto a un anciano volverse cada vez más joven para, finalmente, terminar como un bebé en la cuna yendo de allí al seno de su madre. La vida grita y vocifera, truena y relampaguea por todas partes lo contrario como un hecho. Todo el universo sólo existe para confirmar como un hecho el análisis de la existencia eterna del yo fuera del espacio y el tiempo.
      Pero una existencia eterna así, fuera del espacio y el tiempo, una existencia así, sin nombre, no significa nada en sí misma. Si no existiese la materia, y el yo por medio de ella no pudiera indirectamente manifestar su existencia y, a continuación, revelar directamente a través de ésta su conciencia, su voluntad y estándar intelectual, descubrir sus deseos y apetitos, su existencia eterna o su sublime naturaleza que diverge de la materia, jamás habría sido transferida a pensamiento, a conciencia o experimentación. Su naturaleza eternamente divina y su ser sólo existirían como un estado absolutamente carente de vida. La muerte sería una realidad absoluta por todas partes allí donde hoy sólo constituye "algo ficticio contrario a la vida".


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.