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Las naciones se parecen a los individuos que forman una sociedad sin sistema legislativo ni jurídico  97. La justicia o poder público todavía está, de este modo, muy lejos de ser perfecta porque sólo tiene carácter nacional. Esto significa, a su vez, que cada forma de poder público o sistema legislativo y jurídico sólo se aplica a un pueblo y a un territorio determinado, cuyas fronteras, en realidad, han sido determinadas por antiguas ocupaciones egoístas y basadas en el robo, y que, por consiguiente, a veces todavía dejan tras sí oleadas de ardientes y efervescentes malentendidos que pueden, a su vez, dar lugar a guerras. De este modo, el conjunto de la humanidad de la Tierra está dividida en muchos "poderes públicos", que es lo mismo que "naciones". Pero como estas naciones son ante todo independientes, lo cual quiere decir que representan un pueblo determinado, su moral y su carácter, son, al igual que cada hombre terreno, una manifestación de egoísmo, son, en mayor o menor grado, una manifestación de que "cada cual sólo piensa en sí mismo". Las naciones pueden, por lo tanto, compararse con individuos que tienen carácter, que pueden tener moral o ser amorales. En relación con esto, el conjunto de las naciones de la Tierra se puede definir como una sociedad cuyos "individuos" concretos son naciones. Pero la diferencia entre esta "sociedad" y una sociedad corriente es que esta sociedad todavía no tiene ningún sistema legislativo ni jurídico. No tiene ningún gobierno. No hay ninguna policía. "Los individuos" concretos (naciones) están abandonados a sí mismos, tienen que arreglárselas por medio de su poder y su fuerza. Apliquemos esto a un estado concreto, ¿cuál sería el resultado? El resultado sería simplemente que el individuo concreto podría hacer y deshacer a capricho y según tuviese fuerza y poder. Se mataría a los débiles. La paz sería proscrita. Cada cual tendría que ir armado, llevar armas. Cada casa tendría que ser defendida, tendría que tener sus ametralladoras, etc. Y a estas condiciones está precisamente sometida "la sociedad" en la que las naciones son "individuos". Tal como hemos dicho, aquí no hay ninguna policía. "Los individuos" concretos tienen que llevar armas, lo cual en este caso significa un ejército permanente. Cada "ser" (cada nación) tiene que afirmar sus derechos. Cada cual es su propia policía. En una "sociedad" así cada uno tiene que someterse al más fuerte, tiene que someterse al poder en vez de a la justicia. Aquí se hace caso omiso de si un "individuo" concreto (una nación concreta) sucumbe, de si es vencido por medio de la competencia, etc.
      Si consideramos el conjunto de la humanidad terrena de este modo, como un estado cuyos individuos concretos son naciones, vemos que este "estado" se encuentra en el estadio evolutivo del hombre de la edad de piedra por lo que se refiere a la administración, el sistema social y las condiciones de vida, y sólo está por encima de ellos en lo referente al despliegue de la barbarie y la crueldad del animal. Todos "los individuos" se han transformado en portadores de armas (cuerpo militar) que no sólo están más "afiladas" que los instrumentos de sílex del hombre de la edad de piedra, sino que además representan un sistema para matar de gran envergadura y altamente desarrollado en el que todos los medios que estimulan "el principio mortífero" han llegado a un punto que se puede calificar de genial. Cuando a esto se le añade que cada uno de estos "individuos" (naciones) también está dotado de una inteligencia, correspondientemente desarrollada en el campo de la explotación y la codicia, que logra enmascarar el robo y las manifestaciones de codicia como "comercio" para que parezcan proezas e ideales, vemos que en la sociedad del hombre terreno todavía hay una gran zona en la que el reino animal, o en la que "tener poder es tener derecho", casi existe en su manera más pura. El derecho o el principio de vida absolutamente "humano" que dice "tener derecho es tener poder" está todavía muy lejos de haber alcanzado su perfección u objetivo final: abrazar todas las realidades de la humanidad terrena.


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