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"El interés particular" y "el interés común". "El poder del dinero". "El mal" y "el bien" en la sociedad del hombre terreno. Los representantes del poder del dinero. Filantropía. Los representantes del poder público. Políticos "ciegos". Lo fundamental en la evolución del mundo  95. Tener como objetivo una meta más alta equivale siempre a superar obstáculos, y el hombre terreno también tiene, por consiguiente, diversos obstáculos que vencer antes de que su sistema legislativo y judicial alcance una forma superior a la que actualmente llamamos poder público. Estos obstáculos serán el resultado del instinto animal de conservación, que todavía hay en el hombre terreno, que se basa precisamente en el egoísmo o amor propio, que es lo contrario de lo que constituye la base del poder público, a saber, el amor universal o altruismo. De estas dos formas de energía: el altruismo y el egoísmo, la última constituye la parte predominante del material de la conciencia de los individuos. En la vida cotidiana esta energía se manifiesta en forma de todo lo que se califica de "interés privado", mientras que el altruismo, al contrario, se manifiesta en forma de todo lo que entra dentro de la categoría "interés común". El interés privado representa, así, los restos del instinto de conservación animal o de la expresión "Que cada cual piense en sí mismo", mientras que el interés común es, al contrario, la incipiente conciencia humana en los individuos o lo que se expresa como "Es mejor dar que tomar". Toda la conciencia humana terrena gira en torno a estos dos factores. Como el interés privado todavía aparece como el mayor factor de la conciencia del hombre terreno concreto, este factor se convierte también en el mayor y más prominente en el mundo exterior. Y es por ello que lo encontramos como la base que sostiene esa realidad que anteriormente hemos mencionado con el nombre de "poder del dinero", que constituye el mayor poder material de la sociedad del hombre terreno. Del mismo modo que puede decirse que el egoísmo y el altruismo de la conciencia de cada hombre terreno son los que constituyen la base del presunto "mal" y del presunto "bien" respectivamente, estos dos factores se transforman también en la base de una escisión del mismo tipo en la vida de la conciencia del conjunto de la sociedad del hombre terreno. Y los resultados del egoísmo o del poder del dinero se convierten aquí en "el mal", y los resultados del altruismo o del poder público en "el bien". Cuando vemos lo que estas dos realidades significan para el conjunto de la humanidad terrena, se nos confirma fácilmente este análisis. El egoísmo en forma del poder del dinero significa, pues, para la sociedad trustes, es decir, acuerdos, en beneficio propio, entre sociedades mercantiles, sobreprecio de los bienes de consumo necesarios, indigencia, necesidad y miseria que, como ya hemos mencionado, engendran odio, revolución, guerra, mutilaciones y enfermedades. El altruismo en forma del poder público significa para la sociedad, al contrario, desarrollo de leyes y derechos en favor de cada ciudadano, instrucción gratuita, escuelas, hospitales, ayuda a enfermos y ancianos sin recursos, desarrollo de la protección contra robos y saqueos, contra beneficios exorbitantes, creación de un cuerpo de policía, vías de comunicación, parques, museos, etc. Y los bienes de la sociedad con base en el poder público siguen creciendo o aumentando.
      Esto no significa, naturalmente, que todos los representantes del poder del dinero tengan que ser calificados de "delincuentes", ni que todos los representantes del poder público son unos "santos", muy al contrario; hay muchas personas nobles entre quienes poseen una fortuna, del mismo modo que puede haber muchos seres entre los que desempeñan un cargo en el poder público que son innobles. Pero esto no cambia la dirección que ha tomado el sistema social con el poder público en desarrollo y el poder del dinero degenerando. Que en el seno del poder del dinero haya seres con incipientes tendencias nobles que, debido a ello, se transforman en filántropos y hacen regalos a derecha e izquierda es, naturalmente, un gran bien para la sociedad y puede remediar temporalmente mucha necesidad y mucha miseria; pero esto no cambia el sistema, no extirpa la causa del origen de dichas realidades y, por consiguiente, no puede impedir que éstas surjan en otros miles de sitios. Sólo actúa sobre el lugar local o enfermo de la sociedad como un anestésico provisional. Es, como ya hemos dicho, un remiendo en uno de los muchos agujeros de la sociedad. Pero como, de este modo, dicho sistema está ahora tan apedazado y zurcido y es tan frágil que cada nuevo remiendo, a veces, puede ser la causa de grandes agujeros al lado, además de que también hay agujeros que son tan grandes que no pueden en absoluto apedazarse, este sistema tiene que hundirse y la vida eterna que hay tras él forzar la creación de un nuevo sistema.
      El que haya seres innobles entre los representantes del poder público tampoco puede impedirse mientras la nueva base espiritual no sea algo fundamental, y los seres humanos todavía no vean claramente la moral, los caminos y las condiciones bajo las que el incipiente nuevo sistema social tiene que nacer. Pero tales individuos, tanto los que forman parte del poder del dinero como del poder público, que debido a un egoísmo preponderante en su conciencia se convierten en los obedientes paladines del egoísmo, la posesión, la explotación y la guerra, serán paulatinamente descubiertos, de un modo relativamente rápido, como asociales. Son políticos ciegos, luchan por la disgregación en vez de por la unión. Luchan por el camino hacia la felicidad, pero no lo ven y, tal como animales domésticos desconcertados en un incendio, se arrojan al fuego en vez de dejarse salvar. Van en contra de la naturaleza, en contra de las energías del universo y su objetivo es, por lo general, imposible de alcanzar. Y así la evolución sigue su curso, y la gran creación de la paz mundial puede consumarse.
      Lo fundamental en la evolución del mundo consiste en que el poder público, en forma de sistema legislativo y jurídico, se está perfeccionando, mientras que el poder del dinero está degenerando. El poder público es, pues, en realidad lo mismo que "la naciente justicia".


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