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| Una ciencia absolutamente espiritual como base religiosa para todos los seres humanos terrenos. | 91. La base espiritual alrededor de la cual todos los seres humanos terrenos pueden reunirse no puede, por consiguiente, ser una fe religiosa, sino que tiene que ser un conocimiento religioso. Del mismo modo que dos y dos son cuatro para todos los seres humanos en todo el mundo, el análisis más elevado e importante de la vida también tiene que tener una naturaleza internacional o ser el mismo para todos. Pero mientras aún no lo sea, y los católicos crean que la imagen del universo es católica, los musulmanes que es musulmana, los budistas que es budista, los judíos que es judía, etc., esto sólo manifestará que la base religiosa de estos pueblos no se ha transformado en conocimiento, sino que, al contrario, sólo se presenta como una idea influida por los deseos y ambiciones de cada uno de dichos pueblos; porque, en caso contrario, tendría, al igual que la suma de dos y dos, una naturaleza internacional. Un conocimiento total o una ciencia absoluta, es decir, un análisis de los hechos, no puede tener una naturaleza nacional ni individual, porque en tal caso no es conocimiento verdadero, pero se presenta, por el contrario, como una suposición o una representación de un hecho posiblemente existente. Si hubiera individuos que, por ejemplo, creyeran que dos y dos son tres, cinco, seis o siete..., entonces cada uno de estos resultados no sería ciencia, sino, al contrario, solamente serían suposiciones individuales sobre la verdadera naturaleza y existencia del verdadero resultado. Expresarían un talento deficiente en este campo especial, y tendrían que modificarse a medida que las suposiciones nombradas se ampliasen llegando a ser ciencia, y apareciese el verdadero resultado, la cifra número cuatro. Mientras las primeras cifras expresaban ideas individuales y tenían que modificarse, el número cuatro expresa, en este caso, el análisis de los hechos, y no puede modificarse. Dos y dos son cuatro en todo el universo y en todos los tiempos, mientras que los otros resultados nombrados sólo existen en zonas de conciencia especiales y concretas mantenidas por la ignorancia. Igual que la concepción dos y dos tenía que modificarse en tanto que era una representación errónea o imperfecta, así también tiene que modificarse la concepción que los seres humanos terrenos tienen del más alto misterio de la vida o la verdad eterna. Todavía se presenta en gran medida con la relación dos y dos son tres, cinco, seis o siete..., y se revela, de modo correspondiente, como constituyendo representaciones individuales e imperfectas de la verdad o el verdadero resultado de la vida, cada una de las cuales, a su vez, se ha convertido en religión para pueblos con cuya concepción armonizaba. Por consiguiente, este resultado se convierte para algunos en católico, para otros en budista, etc., siempre de acuerdo con las facultades especiales de concebir de los seres en cuestión. Pero del mismo modo que el verdadero resultado de dos y dos no puede ser individual, no puede ser católico, musulmán, etc., el verdadero análisis de las más altas leyes de la vida o verdad eterna tampoco puede ser individual, oriental ni occidental. La verdad eterna o el análisis absoluto de la vida es el mismo en todo el universo, es el mismo para todos los individuos independientemente de las concepciones o suposiciones que tengan de ella, independientemente de que la conozcan o no. Y este análisis eterno e inalterable de la verdad, este resultado del conjunto de manifestaciones, movimientos y vibraciones es lo que todos los seres humanos de la Tierra, todos los pueblos tienen que conocer, tienen que aceptar. Sólo esto tiene en sí la estabilidad necesaria para crear paz en la humanidad de todo un mundo, para enderezar el curso espiritual de todo un planeta hacia las regiones eternas, hacia las cimas del amor universal, de la vida y de la felicidad. |
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