Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(1-288) 
 
Búsqueda avanzada
   

 

La adquisición de bienes como condición de vida. El sistema social no se le puede atribuir a nadie como un defecto. El sistema social y el concepto "Todo es muy bueno". El hombre terreno se está "quemando"  78. Pero como la vida, con su naturaleza divina, está por encima de la destrucción, la sociedad no puede morir, solamente un sistema puede morir. El actual sistema social está agonizando, se está destruyendo a sí mismo. Esto es todavía más evidente dado que el principio del sistema social actual implica que cada hombre terreno que llega al mundo sin ser heredero de una fortuna es un ser oprimido o un ser que, en realidad, es un súbdito del poder del dinero y, como tal, está obligado, en forma de esclavitud, a pagar un "sobreprecio" por su existencia o por sus necesidades vitales diarias. Pero como toda vida busca la libertad y la luz, cualquier forma de opresión incita a luchar contra el yugo. Y el medio para luchar contra la opresión material del hombre terreno será, en primer lugar, el dinero. Con dinero, uno puede liberarse de la esclavitud u opresión del poder del dinero. Debido a esto, el dinero es lo más importante o lo más central de la conciencia de la sociedad del hombre terreno. Según y como uno tiene dinero, uno es libre, asciende más y más en la escala social material y tanto más es admirado, estimado y considerado. Poseer un capital es, por consiguiente, un ideal para el hombre terreno. Y como consecuencia de esto, toda educación y enseñanza también se basa en el hecho de capacitar al individuo lo mejor posible para la lucha para obtener un beneficio material. Estar capacitado para adquirir dinero es, de este modo, una condición vital del instinto de conservación humano terreno, ya que éste es, en realidad, el único medio con el cual el hombre terreno puede provisionalmente liberarse de la opresión y la indigencia. Pero cuando ser capitalista es, de este modo, el fin aceptado de manera general, o cuando se educa a cada hombre terreno para llegar a este fin, no se les puede reprochar nada a los que ya lo han alcanzado, sobre todo porque, por regla general, única y solamente se debe a circunstancias forzosas, y no a una renuncia voluntaria a los bienes, que los seres que hoy están en contra de los capitalistas no sean capitalistas. Si estos seres hubiesen tenido las mismas condiciones que los capitalistas, aparecerían ahora, en el mismo grado que éstos, como dueños de un capital. Pero que estos hechos, de este modo, se deban a la educación recibida y a las condiciones de vida, quiere decir que se deben al estándar religioso o moral de los seres y, por consiguiente, son un problema de evolución. Esto quiere decir que son un problema que sólo puede cambiar en relación con la evolución gradual de toda la sociedad de los seres humanos terrenos. Por lo tanto, aunque los seres que tienen el poder del dinero diesen bienes materiales al resto de la sociedad, o aunque los bienes materiales fuesen de pronto repartidos de manera equitativa entre todos los individuos de la sociedad, esto no serviría de nada. Antes de que hubiesen pasado 24 horas la relación sería la misma que antes del reparto, dado que una gran cantidad de individuos estaría arruinada y otros individuos serían ricos y acomodados. La causa verdadera es que el conjunto de la humanidad terrena aún no ha sobrepasado el reino animal. Y en el mismo grado en que precisamente no ha sobrepasado este reino, también tiene que mostrarse con las tendencias, las manifestaciones y las condiciones de vida de dicho reino. Por consiguiente, al actual sistema social no se le puede inculpar de nada, no se puede inculpar ni al poder del dinero ni al poder público, ni al rico ni al pobre, ni al delincuente ni al sacerdote; porque dicho sistema social se ve obligado a manifestar únicamente el nivel medio de desarrollo que ha alcanzado la media de la conciencia del hombre terreno. Igual que no se puede pedir que un niño de cuatro años actúe de manera distinta que un niño de cuatro años y que una persona octogenaria actúe de manera distinta que una persona octogenaria, tampoco se puede pedir que el conjunto de la humanidad terrena muestre un nivel de desarrollo más elevado que el nivel al que ha llegado y del cual sus actuales condiciones de vida y sistema social son precisamente la expresión fundamental. Que este régimen social y estas condiciones de vida puedan tener una naturaleza desagradable y dolorosa no significa que esté en conflicto con el proyecto divino o concepto "Todo es muy bueno", porque es igual de natural que la humanidad terrena, que en evolución va de camino desde el reino animal al reino humano, tenga que pasar por todos los grados intermedios de zonas de experimentación para transformarse así en adulta según la vida verdaderamente humana, como es natural que cada niño que nace tenga que pasar por todas las edades y zonas de experimentación de la infancia para poder llegar a ser adulto en la vida corriente. Tal como el niño pequeño que todavía no sabe que una estufa caliente no puede tocarse con las manos sin quemarse, la toca y se quema, así sucede también con la humanidad terrena. Su sistema social y sus condiciones de vida manifiestan exactamente que se encuentra en una zona en la que en muchos ámbitos se está "quemando", lo cual a su vez significa que está, en grado correspondiente, experimentando que en dichos ámbitos debería haber actuado de modo distinto. El que la sociedad del hombre terreno esté, de este modo, comprendiendo esto, se debe precisamente al dolor y sufrimientos que su modo incorrecto de actuar ha causado, y que se concentra exclusivamente en el principio de vida animal que dice: "que cada cual se ocupe de sí mismo", o en el que dice: "mejor tomar que dar", cosa que acabamos de ver era el principio general del instinto de conservación humano terreno.


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.