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La naturaleza cósmica del principio en que se basan los negocios. Sobreprecio y precio por debajo de su valor. Bienes privados y ejemplos de sus efectos. Principio general del instinto de conservación humano. El poder del dinero y el poder público  76. "El principio en que se basan los negocios" se ha transformado así en lo más fundamental del instinto de conservación de toda la humanidad terrena. Domina el mundo material en su totalidad. Todo es negocio. Las naciones se dedican a los negocios, los partidos políticos se forman por medio de negocios, los ciudadanos se ven obligados a comerciar, porque la misma existencia se ha convertido en una mercancía. La vida se compra y se vende. Como toda la existencia, debido a las leyes cósmicas, sólo puede mantenerse a base de que cada bien se pague con un valor correspondiente, el principio en que se basan los negocios es, en su más profundo análisis, de naturaleza noble y cósmica, y sólo se transforma en innoble o perjudicial para la sociedad allí donde degenera de modo que grandes grupos de individuos sanos y fuertes de esta sociedad no pueden pagar bienes de un valor determinado con su valor correspondiente, o donde grandes grupos de individuos están en condiciones de poderse liberar de esta realidad divina "comprando" su liberación. Situaciones de este tipo tendrán siempre lugar allí donde algo se paga a un precio que no está en consonancia con su valor real. Puede tratarse tanto de un sobreprecio como de un precio por debajo de su valor. En ambos casos habrá un beneficio, pero en el primero le corresponderá al vendedor mientras que en el último será precisamente para el comprador. Un beneficio de este tipo es una mercancía no pagada o un "algo" por lo que no se ha dado "nada" y, por lo tanto, cuando pasa a formar parte de "los bienes privados" del comprador o del vendedor, tal como veremos a continuación, crea un déficit correspondiente en el conjunto de la economía mundial. Y cuanto más frecuentemente tienen lugar estos decrecimientos de la economía mundial, hay mayor número de pagos retrasados en las cuentas, y hay mayor acumulación de valores no pagados. Esta acumulación corresponde, por su parte, a todo lo que se conoce con el nombre de "capital privado o bienes privados". Los artículos de primera necesidad que poseen los individuos, tales como alimentos, ropa y alojamiento no están incluidos aquí, ya que estas realidades sólo pueden calificarse de bienes cuando sobrepasan los límites de lo necesario, adquiriendo así carácter de abundancia. Si un ser tiene, por ejemplo, en su guardarropa 40 trajes, pero sólo necesita 4, los 36 trajes restantes constituyen unos bienes. Pero como, en realidad, el individuo en cuestión no los necesita, estos 36 trajes representan una realidad sin valor ya que, como "bienes privados" son intocables para el resto de la sociedad. Lo mismo sucede cuando, por ejemplo, los ingresos anuales de un individuo son 100.000 coronas, mientras que los ingresos necesarios para cubrir, en el mismo periodo, sus necesidades vitales sanas y normales, desde un punto de vista cósmico, son 5.000 coronas. Las restantes 95.000 coronas son, desde un punto de vista cósmico, un capital innecesario, al mismo tiempo que como capital privado constituyen un déficit correspondiente en la caja de los gastos domésticos del resto de la sociedad. Podrán hacerse objeciones al respecto y advertir que los bienes privados de un ser de este tipo benefician, sin embargo, a la sociedad, ya que dicho ser puede eventualmente de este modo dar pan y trabajo a muchos de sus semejantes y a esto debemos responder que todo lo que beneficia a la sociedad de este modo, tiene naturalmente que restarse de los bienes privados. Estos bienes están formados solamente por lo que directamente aparece como beneficio inútil.
      Por lo demás, es cierto que un ser con un gran capital privado puede dar pan y trabajo a muchos de sus semejantes, pero como todavía no es corriente que quien posee un capital tenga como objetivo emplearlo en esto, sino que lo corriente es, al contrario, que la ayuda de los trabajadores sea considerada por los representantes del capital más bien como "un mal necesario" o como un medio inevitable para el mantenimiento e incremento del capital privado, y por lo tanto un "gasto" que, al igual que otros gastos, tiene que mantenerse lo más bajo posible; la parte del capital privado que beneficia a la sociedad en forma de pan y trabajo es una fracción muy insignificante. Vamos a dar un ejemplo. Un hombre tiene empleados diez individuos. Con la ayuda de las aptitudes y la mano de obra de estos diez individuos ha podido hacer un trabajo que en un año le ha dado unos ingresos de 150.000 coronas. De este dinero cada uno de los trabajadores ha recibido como salario 5.000 coronas. Los diversos impuestos y demás gastos de explotación han ascendido a 30.000 coronas. Para cubrir las necesidades vitales sanas y naturales de este hombre sólo son necesarias 5.000 coronas (desde el punto de vista cósmico, naturalmente). El desembolso total ha sido 85.000 coronas. Cuando se resta esta cantidad de los ingresos, hay un beneficio de 65,000 coronas que como "capital privado" del empresario se pierde para la sociedad. Esto quiere decir que con la ayuda de diez semejantes ha estado en condiciones de reducir el capital de la sociedad en 65.000 coronas o empobrecer al resto de miembros de la sociedad con una cantidad equivalente. Para dar pan y trabajo a diez de sus miembros la sociedad ha tenido, por lo tanto, que darle una gratificación de 65.000 coronas. El dueño del capital no da gratis "pan y trabajo a otros seres humanos", sino que esto le cuesta a la sociedad cantidades enormes. Estas cantidades son tan grandes que la sociedad a veces no las puede pagar. Y el resultado es, como más tarde veremos, "la indigencia". Todo lo que, como se ha mostrado en el ejemplo, ingresa como "beneficio" y existe como "capital privado" es, de este modo, lo mismo que "gratificaciones" que la sociedad ha tenido que darle al dueño del capital para que a sus miembros se les de permiso de ganar unas pocas de las cosas necesarias para el mantenimiento de la vida. El producto, que según el ejemplo anterior le dio al empresario el beneficio mencionado, se le habría podido suministrar a la sociedad 65.000 coronas más barato. Cada beneficio de este tipo, ya sea pequeño o grande, se transforma en una molestia adicional para la sociedad, ya que dado que es lo mismo que poder, pone a su origen en condiciones de resistirse a pagar los tributos que tiene el deber de pagarle a la sociedad tales como salarios, el impuesto sobre la renta y otros impuestos, y hacerlos descender lo más posible y, de este modo, enriquecerse todavía más, y así sucesivamente. Y como éste es el principio general del mundo del comercio de hoy y, con ello, el principio general del instinto de conservación humano terreno, no es tan difícil comprender que el hombre terreno aparece en dos bandos fuertemente perfilados el uno con respecto al otro, estando formado el uno por quienes se han apropiado de los bienes materiales como "propiedad privada" o "capital privado" y el otro por quienes no poseen nada.
      Como los bienes son lo mismo que poder, el bando que se ha apropiado de ellos representará el mayor poder material y se mostrará en la vida cotidiana como "el poder del dinero". Dado que el bando que no posee nada está formado por la gran mayoría, este bando constituye, en realidad, la verdadera sociedad. En virtud de su mayoría también se convierte en un poder, sin embargo muy inferior al "poder del dinero". Este poder representa el naciente "poder de la sociedad" o "poder público".


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