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Símbolo n.º 2
Los impulsos del principio creador
Los impulsos mundiales. El signo o señal distintiva del principio creador en "Livets Bog". Una imagen de la relación de la humanidad terrena con los impulsos creadores  66. Como hemos mencionado en lo que antecede, el principio creador se desencadena, por consiguiente, en impulsos de dimensiones muy distintas apropiados tanto para seres macrocósmicos como microcósmicos. De estos impulsos, a los que son apropiados para la humanidad les hemos dado el nombre de "impulsos mundiales". En el símbolo n.º 2 se ha expresado de una forma material la relación de la humanidad terrena con estos impulsos mundiales. Hay que imaginarse el conjunto del símbolo como una expresión de un segmento del universo. En él aparece el principio creador como una base inalterable para toda formación de contraste o creación de una formación de contrarios y, por consiguiente, como principal factor condicionante de cada forma de experimentación de la vida. En la parte superior del símbolo se ha expresado dicho principio en forma de un cuerpo luminoso indicado con una cruz en llamas, el signo o señal distintiva del principio creador en todo "Livets Bog". Vemos que unas formaciones luminosas, en forma circular, surgen de este cuerpo luminoso propagándose. Son una expresión de los impulsos mundiales. En su camino por el universo pasan por humanidades de mundos tanto pequeños como grandes. Estos mundos están representados en el símbolo por pequeños y grandes círculos. Aproximadamente en el centro de la imagen hay un círculo rodeado de una línea doble. Representa a la humanidad terrena. En el símbolo vemos además que a esta humanidad la atraviesan tres impulsos, a saber, uno en la parte inferior que está a punto de desaparecer totalmente de dicha humanidad, uno que todavía casi la domina o llena totalmente, y uno en la parte superior que comienza a abrirse camino. El primero de ellos se encuentra en la base de las religiones y los cultos del hombre primitivo, mientras que el segundo muestra el impulso del que gradualmente han surgido el budismo, el cristianismo y el islam, y que en "Livets Bog" se designan como "el viejo impulso mundial". El tercero muestra, en cambio, "el nuevo impulso mundial" que actualmente está naciendo de un modo muy pujante en la Tierra. De este modo tenemos aquí una imagen muy concentrada de la relación de la humanidad terrena con los impulsos creadores.


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