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Las religiones mundiales y las religiones locales. El catolicismo  61. Como ya hemos dicho, la activación del principio creador tiene lugar por medio de ritmos o de unos impulsos que se presentan con ciertos intervalos. El último gran impulso de este tipo que recibió la humanidad terrena fue de una naturaleza tal que poco a poco se dividió en tres impulsos menores, cada uno de los cuales dio a su vez lugar a una religión. Como cada una de estas religiones tendió de nuevo a extenderse a todos los seres humanos, se las ha llamado "religiones mundiales", a diferencia de religiones existentes anteriormente que más bien iban encaminadas a ser "religiones locales" o doctrinas, cada una de las cuales tendió a extenderse en un pueblo o una nación o estado determinados. De las tres religiones mundiales nombradas, que en forma del "budismo", del "islam" y del "cristianismo" han guiado el desarrollo del principio creador hasta nuestros días, el cristianismo es la ramificación por medio de la cual la continuación del nuevo impulso mundial, que ahora unirá a todos los linajes de la Tierra, podía hacerse realidad. Dicha ramificación del viejo impulso mundial se extendió a los países y pueblos de occidente, y al fundirse con la irradiación oscura del principio creador, que dominaba de un modo muy preponderante, es decir, "la fuerza de la espada", se cristalizó. A través de esta cristalización la forma más pura del impulso luminoso pudo adaptarse y revestirse de la forma adecuada para poder atravesar la coraza de oscuridad que representaban los conceptos de sentido común y justicia de los bárbaros salvajes de occidente. Cuando una mano delicada hace un trabajo rudo, se forma poco a poco una capa protectora de callosidades en los sitios más expuestos, leyes semejantes dejan también sentir su efecto en las zonas espirituales, y en este caso debemos imaginarnos al viejo impulso mundial como la delicada mano divina. A esta mano, al entrar en contacto con la ruda barbarie, le salieron callos que, a su vez, le garantizaron las condiciones necesarias para seguir teniendo contacto con dicha barbarie y posteriormente socavarla. Estas callosidades protectoras del viejo impulso mundial son idénticas a la realidad que es conocida en todo el occidente con el concepto "catolicismo". Esto no es difícil de comprender cuando se toma en consideración que estos pueblos de occidente todavía estaban dominados por la irradiación oscura del principio creador en un grado tal que sus mayores heroicidades tenían lugar usando la espada, conquistando y saqueando otros estados o países, vengando, y que su lugar en la luz después de la muerte dependía directamente de no haber muerto de una muerte natural producida por la vejez, sino de haber caído ante la fuerza de la espada. Frente a un estado semejante de conciencia totalmente oscuro, frente a unas ideas tales sobre el sentido común y justicia, el impulso mundial luminoso en su forma más pura, con sus conceptos diametralmente opuestos, sus enseñanzas que dicen que no hay que vengar, sino que hay que dar más bien que tomar, que uno tiene que amar a los enemigos y dar la mejilla derecha cuando ha sido golpeado en la izquierda, no habría podido de ningún modo ser aceptado como algo ideal o razonable si, precisamente, no hubiese incorporado los conceptos habituales de estos seres primitivos hasta el punto de poder usar un poder material.


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