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| La irradiación luminosa | 36. Mientras en la primera mitad de un ciclo de espiral, los efectos del principio creador tienen como misión hacer que los seres vivos lleguen al punto culminante de su experimentación de la oscuridad para ponerlos, de este modo, en condiciones de experimentar más tarde la luz, los efectos del mismo principio tienen en la segunda mitad de dicha espiral o segmento de espiral la misión contraria: hacer que los individuos lleguen al punto culminante de su experimentación de la luz. Los efectos mencionados aparecen de un modo que debilitan, poco a poco, el apetito de materia que el ser ha desarrollado de una manera muy acentuada en la primera mitad. Este debilitamiento tiene, a su vez, como consecuencia que en el mismo individuo se despierta un interés o un amor hacia los demás seres vivos existentes. Estos últimos seres se transforman de este modo para dicho individuo en lo fundamental y la materia en algo secundario. Pero cuando la materia se transforma en algo secundario y los otros seres en lo más importante, esto es lo mismo que decir que el individuo en cuestión experimenta el sentimiento de su solidaridad con todos los otros seres existentes. Su bienestar es también el suyo. El punto culminante de esto será a su vez el sentimiento que le permite al individuo experimentarse como siendo "uno con el Padre", y que precisamente es el mayor contraste a los resultados del principio creador en la primera mitad del ciclo en la que, con su amor a la materia en vez de a los seres vivos, experimenta su más profunda separación de éstos, que a su vez es lo mismo que su más profunda separación del Padre. Como en la última mitad del ciclo de espiral los efectos del principio creador fomentan el desarrollo del altruismo o "amor universal" y, así, alejan al individuo de toda lucha y sufrimiento y lo llevan a la armonía, paz y felicidad del universo, o a la forma más elevada de luz cósmica, a este aspecto de dicho principio le he dado el nombre de "la irradiación luminosa". |
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