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La miseria moral de la Tierra como una cuestión de causa y efecto. Una base que estimula la receptividad de una nueva información espiritual. Una existencia nueva y mejor en la esfera de la Tierra.  31. Hay sin embargo que añadir que hay un factor que justifica esto, es el hecho de ver en "Livets Bog" que el relativamente primitivo actual estándar moral de esta Tierra, con su desencadenamiento de asesinatos, guerras y mutilaciones, es el desencadenamiento de la suma de los efectos de la manifestación de las inclinaciones egoístas o bajas tendencias de cada individuo. El caso es que el conjunto de la humanidad terrena constituye, desde un punto de vista cósmico, un cuerpo completo en el que cada individuo es una unidad. La manifestación de cada individuo concreto no puede, de ningún modo, desencadenarse sin ser un factor que actúa en la creación de destino de toda la humanidad. Como todo el universo se mantiene en virtud de leyes eternas, que a su vez implican causa y efecto, y cuya última consecuencia engendrará de nuevo placer o malestar, que por su parte es lo mismo que decir que ninguna forma de manifestación puede existir en absoluto sin ser un momento desencadenante de placer o un momento desencadenante de malestar, la miseria moral actual de esta Tierra con las correspondientes explosiones de sufrimiento sólo es en realidad una cuestión de causa y efecto. El estado actual de la humanidad muestra que la mayor parte de sus individuos concretos han desencadenado a lo largo de su vida cotidiana unas causas de tal carácter que sus efectos, según las leyes eternas de la existencia en su análisis más profundo, tienen que presentarse como desagradables para el conjunto de la humanidad. Esto significa, a su vez, que si el mismo número de los citados seres hubiera desencadenado a lo largo de su vida cotidiana las causas contrarias, la humanidad habría tenido, de modo correspondiente, una forma de experimentación de la vida que sería tan feliz y constructiva como ahora es desgraciada y destructora para la existencia diaria de la misma sociedad. La oscuridad moral que se ha manifestado en el mundo no tiene que ser considerada como un "castigo del infierno" o una "maldición" que se ha cernido sobre el hombre, sino que al contrario estas manifestaciones sólo tienen que ser consideradas, en todos los lugares en que se producen, como semejantes a metáforas o símbolos adaptados a una facultad de percibir primitiva. Lo que en cambio ha pasado es solamente que el hombre, de modo predominante, ha desencadenado causas de cuyos efectos no conocía las últimas consecuencias, pero que ahora, después de su desencadenamiento como hechos reales en el mundo, forman una espléndida base para que el individuo reconozca su propia ignorancia y torpeza espiritual, y así se convierten en una base muy fuerte que estimula la receptividad de este mismo individuo con respecto a una información o una sabiduría espiritual totalmente nueva, incluso hasta un grado tal que ésta puede dar por resultado una base cultural o moral mundial totalmente nueva y mucho más perfecta, más actualizada y más de acuerdo con las experiencias, los dotes, los talentos y las facultades de percepción del hombre actual y futuro, una base cultural o moral mundial en cuyo ámbito la experiencia que hace el individuo de su propia identidad como un ser inmortal, como un hijo de Dios y como un ser para quien la práctica del amor al prójimo se ha transformado en un hábito natural o en una disposición haciendo de este modo que la paz permanente sea un hecho en los continentes de la Tierra. El estado de sufrimiento terreno último ha llevado consigo algo bueno, ha llevado consigo el hecho de que se ha creado la posibilidad de que una nueva y mejor forma de existencia pueda empezar a hacer su entrada en la esfera terrena.


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