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El conjunto de las energías cósmicas básicas hace de todos los seres "viajeros cósmicos", aparece como una fuente inagotable de sabiduría divina y se transforma en un factor fundamental que activa el amor, la felicidad y la bienaventuranza  288. La evolución eterna puede compararse con un eterno movimiento ascendente en el que participan todos los seres vivos, independientemente de que sean grandes o pequeños, ricos o pobres, sanos o enfermos, malhechores o santos, animales o seres humanos, etc. Todos se mueven avanzando en dirección hacia delante y hacia arriba. El camino de la vida pasa a través de inmensas variaciones de diversas formas de experimentación de la vida, a través de zonas y esferas de existencia muy distintas, a través de estados materiales y espirituales, de planetas oscuros y fríos a mundos cálidos y soleados. Y el conjunto de las energías básicas cósmicas, debido a su identidad como facultades de percepción, cuerpos, esferas de existencia, la escala evolutiva y el camino de la vida, hace así de todos los seres vivos "viajeros cósmicos" para los que los planetas concretos son estaciones de estancia provisional y dignas de ser visitadas. Y como estos viajeros son influidos por las experiencias, las impresiones y todas las vivencias con que son enriquecidos en cada uno de estos mundos que han pasado, la vida en cada planeta se transforma en "interplanetaria" y múltiple en sus detalles, y dichas energías, o el conjunto de la fuerza divina del universo, se transforman en su análisis básico en "una fuente inagotable de sabiduría divina" y, de este modo, son para los hijos de Dios el factor fundamental y universal que activa el amor, la felicidad y la bienaventuranza divina.


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