Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(1-288) 
 
Búsqueda avanzada
Véase el símbolo nº 8 en nueva ventana    

 

El cuerpo del individuo como objeto de renovación. La existencia eterna de los seres como una experiencia cambiante de seis formas diferentes de vida local  280. Dado que los seres no pasan por los distintos estadios exactamente con las mismas formas, tenemos lo que llamamos "especies". Para comprender la causa principal de que los seres vivos aparezcan en la escala evolutiva formando parte de diversas especies, hay que comprender que la evolución en sí se basa en las experiencias hechas por el individuo, y que esta experimentación, según su análisis cósmico, se identifica a su vez con el mayor factor creador desencadenante del futuro cuerpo del individuo. Como ya hemos mencionado, y como posteriormente se revela en este libro, el ser vivo es una realidad eterna con un cuerpo en constante cambio que hace que experimente su existencia eterna en forma de "vidas locales". El conjunto del cuerpo del individuo consiste, a saber, en siete cuerpos distintos, que corresponden a las siete energías básicas de la existencia. El séptimo de estos cuerpos constituye el verdadero cuerpo eterno del individuo, mientras que los otros seis se pueden, en realidad, considerar como constituyendo órganos de éste. Como el individuo sólo puede experimentar su existencia eterna a través de estos órganos de su cuerpo eterno, y éstos, a su vez, son realidades materiales y, como consecuencia de ello, a semejanza de todos los otros fenómenos materiales están sujetos al hecho de dejar de tener actualidad o desgastarse, o también al hecho de ser objeto de lo que en la vida cotidiana llamamos "la acción del tiempo", dichos órganos o cuerpos tienen que renovarse constantemente. Este proceso de renovación no sucede al mismo tiempo para todos los cuerpos, sino que tiene lugar de modo que uno de los cuerpos del individuo se encuentra siempre en su estado de despliegue total, mientras que los otros se encuentran en un estado en que, en relación con él, pueden ser utilizados de un modo progresivamente creciente o decreciente. Como, de este modo, el individuo esencialmente sólo experimenta la vida por medio de sus cuerpos de uno en uno, y como cada cuerpo proporciona su horizonte de percepción particular, este individuo experimenta sus existencias eternas en forma de seis horizontes de percepción distintos. Esto, a su vez, es lo mismo que decir que la existencia eterna de cada ser vivo es lo mismo que una experimentación eternamente cambiante de seis formas diferentes de vidas locales.


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.