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La figura en forma de cono y las bandas verticales. Comentarios sobre el reino mineral, vegetal y animal y los seres de estos reinos.  246. Como todos los seres evolucionan de un estado menos perfecto a uno más perfecto, esto se expresa en el símbolo por medio de la gran figura horizontal en forma de cono. Esta figura está, a su vez, dividida en bandas por medio de rayas verticales. Cada una de estas bandas simboliza a un ser vivo. El hecho de representar estas bandas del símbolo, de modo que de izquierda a derecha se muestren con dimensiones de tamaño creciente, es para indicar la evolución de los seres de formas menores a formas superiores de existencia. A la izquierda vemos, a lo lejos, una zona en que la parte inferior de las bandas es de color añil. Esta zona representa a los seres vivos, que originan las formas de energía o manifestación que se perciben conjuntamente por el hombre terreno como "sustancia" o "materia", y que forman lo que llamamos "reino mineral". A continuación vemos una zona de la figura en forma de cono en que las bandas de la parte inferior son de color rojo. Esta zona representa a los seres vivos que originan las energías o manifestaciones conjuntas que conocemos como "reino vegetal". Mientras el hombre terreno todavía no percibe de modo particular a los seres vivos tras las energías minerales, ahora está en cambio identificando cada vez más a las plantas con la vida. Por el presente capítulo ya sabemos que la parte del ser planta que es visible para el hombre terreno, es decir, que es visible en la zona física sólo constituye en realidad "la subconciencia" o el feto de un cuerpo físico de este ser, mientras "la conciencia diurna" de la planta se encuentra en la esfera espiritual y es soportada por "el cuerpo del instinto" o cuerpo de la primera energía básica de la espiral: "la energía del instinto", que por su parte condiciona que al reino vegetal se le designe como "reino del instinto". Pero a medida que la subconciencia del ser instintivo, es decir, el cuerpo de la planta visible para la vista física, evoluciona lo suficiente como para soportar la conciencia, éste aparece como "animal" y representa con ello una nueva zona de existencia o reino. Este reino, que coincide con "el reino animal", está ilustrado en el símbolo por medio de la zona de bandas verticales cuya parte inferior aparece de color naranja. Mientras el ser planta, debido al estado inacabado de su cuerpo físico, no puede experimentar de forma consciente ninguna influencia física como un hecho, sino que sólo puede experimentarla en forma de "percepción vaga de placer" o "de malestar", los seres más primitivos del reino animal pueden, al contrario, comenzar a experimentar dicha influencia como un hecho, pero naturalmente sólo en forma de "experiencia no definida de placer o malestar", ya que todavía no tienen desarrollados los sentidos físicos fundamentales. Los seres más evolucionados del reino animal pueden, al contrario, en virtud de sus sentidos físicos, tales como la vista, el olfato, el gusto y el oído, experimentar sensaciones de placer y bienestar en un estado concreto, lo cual quiere precisamente decir en forma de "imágenes sensoriales", "imágenes olfativas", "imágenes gustativas" e "imágenes auditivas".
      Como la condición de vida del reino animal es "el principio mortífero", lo cual quiere decir que esta condición hace de la carne y la sangre de los seres comida o alimento para otros seres, estimula las más altas formas de desencadenamiento de terror y sensaciones de angustia. Esta forma de existencia tan robusta despierta de nuevo en el animal tendencias espirituales primitivas en forma de un deseo siempre creciente de ser liberado o salvado de la destrucción, de la persecución de sus semejantes hambrientos de sangre y carne. El primer brote débil de estas tendencias se manifiesta, tal como ya hemos dicho anteriormente, en forma de un grito de angustia que, precisamente, constituye las primeras formas de oración a una providencia pidiéndole la salvación. Gradualmente el ser adquiere conciencia de estas tendencias espirituales, y en el animal surge el principio religioso. Pero como el principio religioso es lo mismo que incipientes "tendencias humanas", entonces el animal ya no es un animal en su forma más pura, sino que, en virtud de estas incipientes tendencias o del principio religioso, constituye un ser de transición entre animal y hombre. Y en este ser de transición reconocemos, por lo tanto, al hombre terreno. Como ya hemos mencionado anteriormente, este ser constituye un animal debido a sus tendencias animales todavía no dominadas o a su dependencia del principio mortífero, y un hombre a causa de sus tendencias religiosas que, poco a poco, irán minando sus tendencias a desencadenar este principio. En el símbolo, el lugar de la incipiente aparición del hombre terreno está señalado por la línea vertical blanca. A la derecha de esta línea nos encontramos en la zona evolutiva del hombre terreno, mientras los seres corrientemente calificados de animales tienen su campo de evolución en la parte de la figura en forma de cono que va del reino vegetal a la línea blanca.


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