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Otra dimensión sensorial tras el límite del espacio y del tiempo. La percepción en el espacio y en el tiempo depende del cuerpo físico del individuo  236. Existe, pues, un límite para el campo de acción del cuerpo físico. Y conforme se alcanza este límite, éste se manifiesta en el hecho de que los detalles de la existencia física se muestran cada vez más como siendo iguales a "nada", lo cual se debe a la deficiencia del cuerpo físico como instrumento utilizable. Pero esto se debe, precisamente, a la circunstancia de que, tal como ya hemos dicho, aquí nos encontramos cada vez más en el último límite del mundo físico, en el umbral de otro mundo, lo cual quiere decir otra forma de existencia. Dado que esta forma de existencia, tal como ya hemos dicho, no puede ser física, hay que definirla como espiritual. Esta existencia espiritual se experimenta en un estado o dimensión perceptiva totalmente diferente a la física, y únicamente puede experimentarse con cuerpos espirituales. El cuerpo físico sólo está construido como un instrumento para un concentrado de conciencia que se compone de espacio y de tiempo y, por lo tanto, no puede ser usado por una forma de conciencia cuya dimensión se encuentra fuera de estas dos realidades. Del mismo modo que el cuerpo del pez está hecho para fomentar una vida en el agua, y el del pájaro para una vida en el aire, el cuerpo físico también está hecho para promover una vida en el espacio y el tiempo. Y del mismo modo que el límite de la zona de movimientos del pez es el agua, el espacio y el tiempo también son el límite de la actividad de la conciencia del ser que todavía sólo percibe en virtud del cuerpo físico.


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