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El sistema cerebral y el sistema nervioso como sistema de antenas para ondas "eléctricas". Las ondas "eléctricas" como base para que el individuo experimente la vida. El sistema cerebral y el sistema nervioso como "la puerta" por la que el individuo entra en el mundo espiritual. Centros o complejos especiales del sistema nervioso y cerebral para las diversas funciones espirituales. La falta de armonía en el sistema cerebral y el sistema nervioso es lo mismo que "enfermedad mental", "imbecilidad" y "parálisis"  224. Como todas las funciones espirituales son de naturaleza "eléctrica", sólo pueden desencadenarse o dar lugar a una reacción física por medio de un "sistema de cables" o "de antenas". El sistema cerebral y el sistema nervioso del individuo son, precisamente, un sistema de este tipo. Como este sistema está en parte compuesto por energías físicas, y en parte por energías espirituales, puede regularse de modo que tenga diversos grados de fineza y así poder entrar en contacto con grados correspondientes de energías u ondas de energía físicas o espirituales. Esto significa, a su vez, que el individuo, por medio de su sistema cerebral y su sistema nervioso, está en condiciones de ponerse en contacto con la reacción de la interacción entre su cuerpo y las energías básicas, lo cual es la base inevitable para su manifestación o experimentación de la vida. Esta reacción puede ser considerada como una activación de ondas "eléctricas" de energía que pasan por el sistema cerebral y nervioso. Mientras estas ondas pasan por las partes físicas de dicho sistema, son idénticas a las sensaciones de placer o malestar del individuo. Pero como el hombre terreno no puede, precisamente, seguir sus sensaciones o estas ondas eléctricas de modo consciente más allá del sistema cerebral y del sistema nervioso, dado que éstas, tras haber pasado su parte física, se presentan de una manera puramente espiritual y, a partir de aquí, sólo podrán experimentarse con cuerpos espirituales, y en este individuo estos cuerpos sólo se encuentran en el estadio en que se encontraba el cuerpo físico aquella vez en que todavía no tenía sentidos desarrollados, tales como la vista, el oído, etc., dicho individuo no puede, por consiguiente, experimentar las reacciones u ondas eléctricas como sensaciones físicas reales más allá de la parte física del sistema cerebral y del sistema nervioso. Pero más allá de la parte citada continúan las ondas eléctricas como "no físicas" y sólo podrán ser experimentadas por el individuo en cuestión en relación con lo desarrollados que estén sus cuerpos espirituales para poder reaccionar ante estas ondas. Pero, por medio de estos cuerpos, dichas ondas no son experimentadas como sensaciones físicas, sino al contrario como "sensaciones espirituales", lo cual es lo mismo que "pensamientos" o "climas de pensamientos". El sistema cerebral y el sistema nervioso constituyen, pues, "la puerta" que le permite al individuo entrar en el mundo espiritual. Cuanto menos desarrollados estén los cuerpos espirituales del hombre terreno, éste será más víctima de la superstición de que "la puerta" o el sistema cerebral y el sistema nervioso son la causa de sus funciones espirituales y, por consiguiente, no tendrá todavía conciencia de los cuerpos espirituales o de la situación real. Esta superstición es además estimulada por la circunstancia de que en "la puerta" del mundo espiritual hay unas pequeñas aberturas especiales para las distintas clases de ondas eléctricas, lo cual quiere decir que en el sistema cerebral y nervioso hay centros o complejos especiales para las diversas funciones espirituales. El ser antes nombrado será, por lo tanto, víctima de la ilusión de creer que estos centros o complejos especiales son la causa de las distintas funciones por sí mismos, mientras que, en realidad, sólo constituyen unos órganos especiales que actúan como dispositivos para la emisión y la recepción física de las ondas energéticas especiales o las vibraciones espirituales correspondientes. Del mismo modo que la antena no es la causa de la música o de la conferencia que se recibe por medio de un aparato de radio conectado con ella, sino que sólo constituye un centro por medio del cual puede recibirse la forma eléctrica de la música o conferencia y ser mandada a los otros centros del aparato, y allí ser transformada a su forma de origen; el sistema cerebral y el sistema nervioso tampoco son de ningún modo la causa de esta o aquella manifestación visible que se muestra a través de él, sino que sólo constituyen un sistema de emisión y recepción de las reacciones que tienen lugar entre el cuerpo y las energías básicas en forma de ondas eléctricas. Del mismo modo que la recepción o la emisión a través del aparato de radio es disonante si algo falla en las partes concretas de este aparato, la propagación de las reacciones a través del sistema cerebral y del sistema nervioso también es disonante si algo falla en sus centros o complejos especiales. Tales disonancias en la conciencia del individuo se conocen en la vida cotidiana con los nombres de enfermedad mental, imbecilidad y parálisis.


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