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Ejemplos de función espiritual. La comprensión de una cosa y la facultad de reconocer y el material de recuerdos. Todas las experiencias físicas se basan en la facultad de "leer". Experiencias físicas en su forma más pura. Manifestación psíquica. Los seres abandonan un mundo de fe para entrar en un mundo de ciencia  222. En el presente capítulo hemos comenzado a ver que el hombre terreno constituye un ser, que ha avanzado tanto en su evolución dentro del reino animal, que además de poder experimentar manifestaciones o fenómenos de tipo puramente físico en virtud de su cuerpo físico, también está evolucionando para poder experimentar realidades que no son de naturaleza física sino espiritual en virtud de incipientes cuerpos espirituales. Cuando un individuo puede calcular de memoria que 7+8 son 15, este cálculo constituye una función espiritual. Esta función espiritual consiste en reunir algunas imágenes de recuerdos ya existentes en la memoria para que formen una combinación determinada. Esta combinación se transforma así en una nueva creación. 7 y 8 son pues, en este caso, dos imágenes de recuerdos que existen en la conciencia del individuo en cuestión, dicho con otras palabras, dos "objetos espirituales". Cada uno de estos "objetos" tenía su "forma" o "figura" especial. El primer "objeto espiritual" constituía una figura especial que denominamos número "7", mientras que el otro constituye una figura especial que denominamos número "8". Reuniendo estas dos figuras de modo que formen una unidad, cosa que sólo puede realizarse con el cuerpo de la inteligencia, surge una nueva "figura" espiritual. Y el "contorno" especial de esta figura espiritual es lo que denominamos número "15". Toda adquisición de resultados por medio de cálculo sin ayuda de instrumentos físicos de ningún tipo constituye, pues, una función puramente espiritual, ya que se basa en una nueva creación con materiales que están formados por recuerdos y que, precisamente, no se pueden agarrar con las manos ni con ninguna otra cosa o realidad de tipo físico. Cuando un individuo observa una imagen y está en condiciones de ver o comprender lo que representa, esta función está formada por la mezcla de un proceso físico y un proceso espiritual. El hecho de ver la imagen física no le daría al individuo ninguna comprensión si precisamente no tuviera material de recuerdos de situaciones anteriores, en que ha visto algunas realidades emparentadas con las de la imagen o parecidas a ella, que pudiera poner en relación con la reacción surgida en la conciencia al ver la imagen física, y con lo cual pudiera tener lugar un reconocimiento. Toda forma de comprensión de un objeto es, pues, lo mismo que reconocimiento o se basa en él. Si un individuo entra en contacto con una realidad y no tiene ningún material de recuerdos correspondiente, no puede tener lugar ningún reconocimiento en su conciencia, y una comprensión de dicha realidad es, por consiguiente, totalmente imposible. Y esta experiencia sólo entrará, en este caso, a formar parte de la conciencia del individuo como una percepción vaga de placer o malestar con un matiz no definido, tal como tiene lugar la experimentación de la vida para los animales o seres más primitivos, cuyo cuerpo de la inteligencia aún no ha podido comenzar a funcionar. Si dos seres ven un texto escrito, y uno de ellos lo puede leer y el otro no, para el que no puede leerlo este texto es solamente una experiencia física, dado que este ser sólo está en condiciones de ver o comprender el aspecto físico de la escritura, pero no los matices de conciencia o realidades espirituales que ésta expresa, porque en su conciencia no tiene ningún material de recuerdos en absoluto con cuya ayuda pueda reconocer el significado espiritual de la escritura y, por lo tanto, no está en condiciones de leer el texto. Para el ser que puede leer dicha escritura, ésta no se transforma sólo en una experiencia física, sino también en espiritual, ya que este ser, por el hecho de que ha experimentado con anterioridad el significado de los signos escritos, tiene esta experiencia en su conciencia en forma de imágenes de recuerdos y, debido a ello, puede darles forma para reconocer el significado espiritual de la escritura en la nueva experiencia física, lo cual es lo mismo que poder leerla. Cada forma de función espiritual o experiencia consciente se basa así en la facultad de reconocer y ésta, a su vez, en el material de recuerdos que, por su parte, está de nuevo condicionado por experiencias precedentes. Esta forma de lectura a que nos hemos referido es, pues, la combinación de un proceso físico y de un proceso espiritual. Pero todas las experiencias conscientes físicas se basan en este proceso físico-espiritual. Todos los fenómenos u objetos físicos, tales como árboles, casas, ciudades, mares, ríos, animales, etc. constituyen pues, en realidad, "signos gráficos" o manifestaciones físicas de realidades espirituales que los seres vivos, en mayor o menor grado, están en condiciones de "leer", esta facultad es, a su vez, idéntica a la facultad de experimentar la vida. La facultad de "leer" estos "signos gráficos" propios de la vida dependerá del material de recuerdos que se tenga, y de los campos en los que la facultad de reconocer o analizar desencadenada con ellos sea mayor. En los campos en que experimentamos cosas físicas, con respecto a las cuales no tenemos imágenes de recuerdos semejantes o emparentados, sólo podemos experimentar de un modo puramente físico. Esto quiere decir, a su vez,que todo lo que no comprendemos y que experimentamos en la esfera física es una experiencia puramente física. La comprensión de una experiencia sólo puede tener lugar a base de un proceso espiritual. Y tenemos que descender a los estadios más bajos del reino animal para encontrar seres con experiencia física en su forma más pura, es decir, una experimentación no definida de placer y malestar como realidad. Esta experimentación se basa, de este modo, en una energía del peso muy destacada y una energía del sentimiento primitiva, por medio de las cuales se crean las primeras formas de experiencias de percepción vaga. Estas experiencias de percepción vaga también depositan sus imágenes de recuerdos en la conciencia del individuo, pero constituyen recuerdos de sentimientos o percepciones vagas. En virtud de estos recuerdos de percepciones vagas y del cuerpo de la bienaventuranza y del instinto del individuo surge una función espiritual primitiva, que en los animales y en ciertos seres humanos terrenos en muchos casos todavía aparece como "manifestación psíquica". Pero esta forma de manifestación psíquica está agonizando a medida que el cuerpo fetal del sentimiento y de la inteligencia se desarrollan y le dan al individuo la base necesaria para recibir la clarividencia cósmica. En la zona física primitiva comienza la religiosidad de los seres que, en conexión con "la sugestión divina", se transforma en el factor evolutivo fundamental llegando hasta las zonas que se encuentran ante el umbral del gran nacimiento, en el que los seres, precisamente, comienzan a experimentar un conocimiento o una ciencia que se basa fundamentalmente en la inteligencia. A medida que este conocimiento crece, el ser entra, de modo correspondiente, cada vez más en la clara luz diurna de un nuevo mundo. Poco a poco va abandonando un mundo oscuro dominado por la percepción vaga, la fe y los dogmas para entrar, de modo correspondiente, en un mundo de ciencia manifiesta. Y como ya hemos dicho anteriormente, la ciencia terrena constituye la periferia de este mundo.


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