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La causa de que el hombre terreno experimente la función de la intuición de modo no consciente. La facultad de recordar del hombre terreno como latente. "El mundo interior" y el cuerpo del recuerdo y el hecho de poder recordar  209. Cuando en el hombre terreno tiene lugar la función de la intuición de un modo no consciente, y sus resultados se encuentran, por lo tanto, como ideas y planes acabados, esto se debe a la circunstancia de que dicha función consiste principalmente en percibir y utilizar el material de recuerdos que el individuo hace ya mucho tiempo ha olvidado y que, por lo tanto, es algo que posee pero de lo que no tiene conciencia. Para tener conciencia de sus recuerdos, es decir, para poder recordar las experiencias propias se necesita también un cuerpo. A este cuerpo se le describe más adelante aquí, en "Livets Bog", como "cuerpo del recuerdo" o "de la bienaventuranza". Como en el hombre terreno este cuerpo sólo aparece de una forma casi latente, su "facultad de recordar" también es, por consiguiente y de modo correspondiente, latente. Por esto sólo tiene conciencia de una parte muy pequeña de su material de recuerdos. Sus experiencias "caen", por consiguiente, muy rápidamente "en el olvido". Sólo las experiencias más fuertes y groseras, es decir, aquellas que, como placer o malestar, han hecho una impresión más profunda o fuerte en el individuo pueden guardarse a lo largo de décadas. Experiencias menores se olvidan, al contrario, tras unas horas, o incluso a lo largo de unos pocos minutos o segundos. Debemos recordar aquí que el ser vivo, según posteriores análisis y capítulos de "Livets Bog", constituye una realidad eterna y como tal alberga en su conciencia una cantidad inmensa de recuerdos. El conjunto de esta cantidad de recuerdos constituye, a su vez, para el ser en cuestión una realidad que en "Livets Bog" se describe con el término "el mundo interior". Los detalles de este mundo interior están formados exclusivamente por reflejos de imágenes o recuerdos del conjunto de las experiencias de este ser a lo largo de varias espirales evolutivas. Para poder experimentar en este mundo interior se requiere, así pues, el cuerpo del recuerdo anteriormente citado. Y sus manifestaciones o forma de experimentar serán iguales a aquella realidad que denominamos "recordar". Poder recordar una experiencia es lo mismo que poder percibir la reacción que tiene lugar cuando la energía que se desencadena con la representación de dicha experiencia entra en contacto con el cuerpo del recuerdo. Todo recuerdo representa una combinación especial de energía o un "objeto espiritual" frente al cual el cuerpo del recuerdo, según se desarrolla, reacciona en mayor o menor grado, del mismo modo que un objeto físico representa una combinación especial de energía física, frente a la cual el cuerpo físico reacciona según y como esté desarrollado, y cuya reacción es idéntica a la percepción física. Pero como los recuerdos son totalmente inaccesibles a la percepción física, ya que no pueden oírse con el oído físico y no pueden verse con la vista física, etc., constatamos de nuevo que, hasta cierto punto, el hombre terreno ya vive en un mundo espiritual.


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