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Los seres y el destino  2. Puesto que la vida sólo puede experimentarse como una interacción entre dos tipos de energía, a saber, la del universo en forma de nuestro entorno, y la de nuestro propio interior en forma de la energía que emana de nuestra manifestación, y puesto que esta interacción en forma de la experimentación de la vida es de hecho la creación de nuestra existencia, es muy evidente que cada uno de nosotros es un factor de considerable importancia en esta creación de nuestro destino, particularmente porque en un ámbito determinado estamos precisamente en posesión del llamado "libre albedrío".


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