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Una confirmación de las palabras eternas "Bienaventurados son los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios"  195. Como el incipiente desarrollo y la naciente función del cuerpo de la intuición dependen de una previa y altamente desarrollada facultad de experimentar y manifestar amor del individuo, o sea, de un sentimiento y una inteligencia ennoblecidos y en armonía, y como este cuerpo, a su vez, forma el órgano o instrumento en virtud del cual el individuo "verá a Dios", aquí se nos confirman las palabras eternas: "Bienaventurados son los limpios de corazón porque ellos verán a Dios", ya que "tener un corazón limpio" es precisamente lo mismo que manifestar amor. Todas las manifestaciones que se apartan del amor no contienen la elevada o sutil energía del sentimiento y de la inteligencia, que es la condición indispensable para reconocer los más elevados análisis o detalles de la vida, y, de este modo, son falsas y mentirosas como manifestación de la auténtica verdad y, por consiguiente, equiparables a manifestaciones "impuras".


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