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El individuo y los sentidos físicos. "Sentimiento no definido". "Premonición". "Facultades psíquicas". Comienza a surgir la función intelectiva o de la inteligencia y una conciencia diurna espiritual  187. Mientras el animal primitivo sólo puede experimentar placer y malestar en forma de "sentimiento no definido", el animal más evolucionado, a medida que desarrolla los llamados "sentidos físicos", tal como la vista, el oído, el olfato y el gusto, puede por medio de ellos definir o distinguir las categorías o formas especiales de ondas de energía o vibraciones que contiene el conjunto de su experiencia emocional de placer y malestar. Hay que recordar que todas las experiencias físicas son "sentimiento". Cuando el ser "ve" algo, significa que "siente" una categoría especial de energía física. A esta energía la llamamos "la luz". Cuando "oye" algo, significa igualmente que "siente" otra categoría de energía física. A esta energía la llamamos "el sonido". Y así mismo con "el olfato" y "el gusto", cada uno de los cuales también expresa que "se sienten" unas categorías de formas especiales de vibraciones.
      Los animales de los primeros estadios del reino animal todavía no tienen estos sentidos. Pero esto, sin embargo, no le impide al animal primitivo poder experimentar el sentimiento común y rudo de placer y malestar; pero esta experimentación se ve obligada a aparecer como idéntica a lo que ya hemos mencionado como "sentimiento no definido". En la planta este sentimiento, tal como ya hemos dicho, sólo puede experimentarse como "percepción vaga", y lo que diferencia al animal de la planta es la facultad de éste de experimentar este sentimiento como algo real. De este modo se comprende que las imágenes de recuerdos surgidas de esta experimentación tan pobre, y "la facultad de reconocer" que llevan consigo tienen que ser, de modo correspondiente, de una naturaleza pobre o primitiva. Cuando a esto se le añade que, según análisis especiales, en el animal primitivo esta facultad de reconocer sólo puede manifestarse en el cuerpo del instinto, un "reconocimiento" por parte de este individuo puede tener única y exclusivamente lugar en forma de "percepción vaga", y no en forma de "conocimiento". En la zona del reino animal, el hecho de "reconocer" no es una presciencia o conocimiento del futuro sino, principalmente, un presentimiento. Pero, mediante las condiciones de vida cada vez más rudas y duras del reino animal, esta facultad de reconocer o presentir se desarrolla hasta la genialidad. Los animales están, pues, en gran medida entrenados a poder conocer los primeros débiles efectos de un acontecimiento incipiente, incluso mientras estos efectos todavía son muy sutiles y aún no están al alcance de los sentidos puramente físicos. Estos efectos se convierten, de este modo, en un signo distintivo, un guía o una señal que avisa a estos seres en cuestión antes de que el acontecimiento originado por estos efectos se haya manifestado de forma física. Y las ulteriores ramificaciones de esta facultad de reconocer es lo que conocemos con el concepto "facultades psíquicas". Estas facultades dirigen a las aves de paso de continente a continente, conducen a la paloma y a la abeja de regreso a casa, permiten que los animales puedan en gran medida presentir tormentas, catástrofes naturales y otros fenómenos venideros. Esta función psíquica de la conciencia se extiende hasta las primeras zonas de la humanidad terrena, y puede seguirse hasta los estadios del hombre civilizado. Es la causa de las primeras manifestaciones del principio religioso, es la base de "la sugestión divina" o la circunstancia de que los seres, en las zonas evolutivas en cuestión, puedan creer sin saber. Pero con el inicio del estadio del hombre civilizado comienza una función de conciencia nueva y mucho más espiritual a hacer que la otra comience a degenerar. Y, como posteriormente se desprende de "Livets Bog", lo que conocemos con el nombre de "fanatismo" y "superstición" son los síntomas de esta degeneración. Mientras en los animales y los primeros seres humanos terrenos la facultad de presentir se encuentra y se encontraba respectivamente en su estado más puro, haciendo de este modo que, por lo que respecta a su presentimiento o instintos psíquicos, los seres en cuestión sean y fuesen casi infalibles, en el ser civilizado esta facultad es muy insegura e inestable, es sólo un pálido reflejo o un "eco" de lo que fue una vez. Mientras esta función psíquica de la conciencia es soportada especialmente por las imágenes de los recuerdos de las experiencias emotivas o percibidas vagamente, la nueva función espiritual de la conciencia se basa, al contrario, en "recuerdos de tipo intelectivo", es decir, recuerdos de experiencias que se desencadenan en la conciencia del ser en virtud del incipiente funcionamiento del cuerpo fetal de su inteligencia, con lo cual comienza de modo correspondiente a surgir una conciencia diurna espiritual clara y estable.


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