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Cuando las sustancias son de energía espiritual. Los climas de pensamientos de la ciencia terrena están compuestos de energía del peso, energía de la inteligencia y energía del sentimiento en estado latente y, por consiguiente, son de naturaleza "materialista". El hombre terreno constituye un ser "durmiente", con respecto a los reinos de existencia espirituales, mientras su ciencia sólo sea de naturaleza física. Los cuerpos espirituales no conscientes del ser son lo mismo que su subconciencia. Cuando los cuerpos subconscientes se transforman en conciencia diurna  181. Del mismo modo que todas las otras realidades creadas que existen están compuestas de sustancias o materias, los pensamientos o climas de pensamientos también están compuestos de sustancias. Pero como estas sustancias son de naturaleza espiritual, no las llamamos sustancias. Las calificamos de "fuerzas", "energías", "rayos", "ondas", "aura", etc. En "Livets Bog", a todas las formas en que se presenta la sustancia las conocemos con el nombre de "energía", ya que no existe ninguna forma en absoluto de sustancia que, analizada de manera más profunda, no sea idéntica a vibración o movimiento, y el movimiento, a su vez, no puede existir sin ser una manifestación de energía. Los climas de pensamientos, que constituyen el conocimiento o ciencia terrenos, constan primordialmente de "energía de la inteligencia" y "energía del peso", que tienen como fundamento una "energía del sentimiento" en un estado todavía casi primitivo. Dicha ciencia es, por consiguiente, de una naturaleza puramente materialista, lo cual quiere decir que constituye un conocimiento que se adquiere por medio de la percepción material y que, debido a ello, sólo puede ser un conocimiento sobre la zona de existencia material o física. Pero como la vida o existencia, además de estar constituida por la zona física, también está, tal como veremos más adelante, constituida por otros cinco reinos de existencia, en los que la vida cognitiva o de la conciencia no es de naturaleza física y, por lo tanto, no puede ser percibida con los sentidos físicos, con respecto a estos reinos de existencia el hombre terreno es, en realidad, un ser durmiente en el mismo grado en que su ciencia es una manifestación o un resultado de la antes mencionada combinación de energías de la conciencia. Pero dado que, como más tarde también veremos, en la combinación que constituye el cuerpo y la conciencia del hombre terreno existe un conjunto de órganos o cuerpo para cada uno de los citados reinos de existencia, y cada uno de estos cuerpos está, a su vez, formado principalmente por la energía básica especial que domina el reino de existencia al que este hombre pertenece, dicho hombre tampoco será, de este modo, consciente de la parte de su propia combinación corporal que no está formada por energía física y, por consiguiente, es inaccesible a la percepción física. Esto significa, a su vez, que de sus seis cuerpos de manifestación, en realidad, sólo tiene clara conciencia diurna de uno de ellos, a saber, el físico. Los restantes cuerpos no los percibe, pero comienza a percibir vagamente que existe una conciencia de este tipo y la denomina con el concepto "subconciencia". Pero el cuerpo físico ha surgido de esta "subconciencia" y se ha transformado en "conciencia diurna", por medio de lo cual ha empezado a existir "el animal". Y de esta "subconciencia" está ahora creciendo un nuevo cuerpo que está adquiriendo conciencia diurna, con lo cual "el animal" resurge como "hombre", y así continuando hasta que los seis cuerpos de todos los individuos hayan entrado en la luz diáfana de la conciencia diurna. Cuando un cuerpo de este tipo adquiere conciencia diurna, esto significa que el individuo puede observar o percibir por medio de dicho cuerpo y, con ello, experimentar o vivir con un estado de conciencia permanentemente despierta y clara, y por consiguiente en el mismo grado, el reino de existencia del que el cuerpo en cuestión forma parte. Cuando el individuo adquirió conciencia diurna del cuerpo físico, comenzó a poder experimentar la zona física, comenzó a poder experimentar el reino animal, al que el hombre terreno pertenece. Del mismo modo, el individuo, cuando el cuerpo de la citada energía, es decir "el cuerpo del sentimiento" o del "amor", que es el verdadero cuerpo del hombre, pasa a formar parte de la conciencia diurna, comienza a experimentar el reino humano. Y así el ser experimentará reinos de existencia cada vez más superiores, a medida que los cuerpos subconscientes pasen a la conciencia diurna.


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