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La ciencia como la periferia del mundo espiritual  180. De las amanecientes formas de manifestación espiritual, la que comúnmente se califica de "ciencia" es de gran interés para la introducción, y debido a ello ahora y más adelante en este capítulo vamos a detenernos en ella.
      Como la ciencia constituye el primer incipiente conocimiento sobre el universo y sobre la existencia, se transforma, por consiguiente, en la periferia del mundo cósmico o espiritual. La ciencia es la incipiente conciencia cósmica, es la brisa que sopla en las cercanías del mar. La ciencia moderna es, en realidad, una prueba irrefutable de la espiritualización de la humanidad terrena. Si la ciencia desapareciese de su conciencia, sólo quedaría una conciencia animal primitiva, receptiva únicamente para influencias groseras. Solamente mostraría a unos seres que no podrían en absoluto percibir la clara luz del contenido de un libro, que no podrían en absoluto percibir el lenguaje de una obra de arte genial, que no podrían en absoluto dominar las fuerzas materiales en forma de generadores de fuerza y otros tipos de máquinas, en forma de medios de transporte terrestre y marino, aéreo y acuático, seres que no podrían construir edificios ni crear ropa y objetos de uso diario, en fin, seres que ni siquiera podrían expresarse por medio de un idioma bien construido. Por medio de los resultados de la ciencia, el reposado tic-tac de un reloj puede oírse de polo a polo, y todos los pueblos de la Tierra pueden simultáneamente oír la misma conferencia. Por medio de microscopios y telescopios la humanidad ha aumentado la capacidad de su vista material cientos de veces, tanto en el mundo microcósmico como macrocósmico. De universidades, escuelas e instituciones docentes surge la luz cósmica en forma de ciencia hacia todo el mundo y reposa como nieve recién caída por todas partes y en todo. La ciencia es, pues, el resultado primero y fundamental de la penetración de una energía espiritual superior en la energía del peso o en el mundo físico. Pero como la ciencia, que por el momento, sólo es "el olor del mar" y no el verdadero "mar", lo cual significa que no se encuentra en su forma pura, sino que está mezclada con cantidades demasiado grandes de energía del peso que la condicionan, puede sin embargo ser una luz de tanta importancia para el mundo, cuanta más importancia tendrá cuando se presente en su forma más pura, es decir, cuando llegue a ser una manifestación de la más alta energía básica de la existencia, de la luz que todo lo penetra: la intuición. Hay, por lo tanto, que comprender que la actual forma en que se presenta la ciencia sólo es una etapa transitoria de una evolución que dará lugar a una etapa todavía más perfecta.


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