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| El desarrollo de unos órganos para una vida cognitiva o de la conciencia más noble o una vida en el amor | 178. La evolución de los seres de animal a hombre consiste, pues, en desarrollar órganos o cuerpos por medio de los cuales puedan manifestarse con energías o fuerzas cada vez más sutiles y así abandonar, de modo correspondiente, los estados duros, toscos y mortíferos y, de esta manera, alcanzar una vida cognitiva o de la conciencia más noble, manifestarse con formas más perfectas y hermosas. En la diferencia que hay entre el hombre en un estadio inferior o más primitivo y el más avanzado y refinado hombre civilizado, ya vemos un resultado visible de dicho proceso de transformación en la zona física. Pero este proceso de transformación sigue siendo creciente, y el hombre civilizado va, por ello, camino de ser un hombre verdadero. La energía básica cósmica que ahora ha comenzado a marcar la evolución del hombre civilizado es "la energía de la inteligencia". Pero, sin embargo, codo a codo con ella todavía sigue existiendo la energía del peso o del sufrimiento, y esta energía en relación con ella ennoblecerá finalmente la energía del sentimiento, de modo que ésta estará en armonía con la energía de la inteligencia. Allí donde esta armonía se encuentra en su punto culminante, la combinación de estas dos energías aparece como puro amor, lo cual quiere decir que aparece como el desencadenamiento de una manifestación que sólo tiene como finalidad absoluta existir a beneficio de otros seres vivos, sin tener en cuenta las incomodidades o sufrimientos que le pueda costar a su origen. Este amor no debe confundirse con el amor matrimonial o lo que llamamos "enamoramiento", que es de una naturaleza más baja y tiene su origen en los órganos físicos de reproducción y en el instinto de conservación, por lo cual, en realidad, es de naturaleza egoísta. El verdadero amor no se busca a sí mismo, sino que se encuentra en su forma más pura y no se desencadena a base de ninguna esperanza de reciprocidad o premio. |
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