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El buscador de la verdad y la fuente verdadera. "Los falsos profetas"  16. Es sumamente importante que cada buscador de la verdad o estudiante de los más elevados problemas de la vida sea encauzado hacia la verdadera fuente informativa. Como la sabiduría divina se manifiesta a través de formas muy distintas de seres, ciencias, religiones y estilos artísticos, puede ser difícil para el buscador de la verdad llegar a darse cuenta de cuál de dichas realidades y qué forma de esta misma realidad constituirá exactamente la verdadera fuente orientadora adecuada para él. Por consiguiente será conveniente informar aquí sobre el hecho de que para que una realidad o manifestación sea la fuente verdadera para el individuo, ésta tiene que ser de una naturaleza tal que precisamente se encuentre en armonía con el nivel de conciencia o campo de experiencia de que el individuo en cuestión forma parte, y debido a ello sólo pueda actuar sobre él como inspiración vivificadora. Si la mencionada realidad se encuentra demasiado por encima del campo de experiencia o nivel de conciencia del individuo en cuestión, será para él una cosa ilusoria, del mismo modo que será ingenua si se encuentra demasiado por debajo de su estado evolutivo, y en ambos casos no podrá pulsar las cuerdas de su conciencia, que le permiten experimentar dicha realidad como verdad. Pero cuando una cosa no puede experimentarse como verdad, debido a esto dicha cosa tendrá precisamente un lustre de mentira sobre sí. Y aquí estamos ante el principio básico de los problemas que en la vida cotidiana se conocen con el nombre de "falsos profetas", "falsos mesías", "falsos maestros universales", etc. Como vemos, estas realidades no necesitan pues ser absolutamente falsas, sino que sólo se transforman en falsas cuando su valor vivificante o informativo se encuentra tan por encima o por debajo del grado del carácter o estado evolutivo del ser frente al que se encuentran, que no puede tener lugar ningún enlace de tipo racional o por afinidad entre ambos.
      Conviene, por consiguiente, que cada individuo o cada buscador de la verdad encuentre, en su caminar y en su experimentación de la vida de cada día, a los seres, las formas de manifestación, la lectura, la ocupación o lo poco o lo mucho que para él sea una base absolutamente vivificadora y estimuladora para su evolución de la ignorancia al conocimiento, de la oscuridad a la luz, del dolor o reino de la oscuridad y de las sombras a las zonas luminosas de amor delante de la Divinidad eterna.


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